La villa de las palmas, la ciudad agrícola de Colombia, ese lugar del Valle de Cauca que recoge el espíritu emprendedor y hospitalario de sus habitantes, los cuales, encontraron en el suelo fértil de este valle rodeado de cordilleras y regado por los ríos Amaime, Aguaclara, Bolo, Nima y Cauca, un lugar próspero.
Así, Palmira surgió el 17 de junio de 1773 alrededor del actual centro de la ciudad, en una extensión de seis plazas donadas por el señor Gregorio Saa Rengifo. En estos terrenos se sentaron los cimientos de la que es hoy una de las ciudades intermedias más importantes de Colombia. De ahí que Palmira no fue fundada de manera tradicional, sino que se desarrolló a partir del crecimiento y organización del poblado Llanogrande.
El 25 de junio de 1824, mediante la Ley 156, Palmira entró en la vida republicana bajo la influencia del general Simón Bolívar. En esa fecha, Palmira fue elevada a la categoría de cantón, incorporando poblaciones como Cerrito, Pradera, Candelaria y Florida. Este reconocimiento se otorgó debido a la activa participación en el proceso de independencia. Agradezco a mi amigo e historiador William Manllama por su valioso aporte a la preservación de la historia palmirana.
Aunque podría parecer que existe un sesgo al escribir esta columna sobre Palmira, ya que es la ciudad donde nací, crecí, tengo familia, amigos, gratos recuerdos y un afecto eterno, es innegable que debemos reconocer su importancia histórica y relevancia actual. Toda vez que, en los últimos 200 años, la Palmira señorial ha tenido un impacto notable, no solo a nivel local, sino en Colombia y el mundo.
Hoy, Palmira juega un rol vital. La localidad ha actuado como un puente entre lo urbano y rural, sirviendo como receptora de migraciones locales e internacionales que han transformado su composición demográfica y cultural. Este fenómeno ha fortalecido y redirigido su economía, lo que hoy exige que le apueste y se proyecte en diversos aspectos.
En primer lugar, es fundamental optimizar la presencia de alrededor de diez instituciones de educación superior. Estas atraen prosperidad y desarrollo para la región, dando la oportunidad de formar mano de obra calificada, que pueda integrarse al aparato productivo y tejido empresarial que alcanza 8.915 empresas a cierre de 2023.
En segundo lugar, la ciudad demanda mayor proactividad en la internacionalización de su economía. Esto implica aprovechar su ubicación geográfica, para aumentar exportaciones y atraer nuevas empresas a las zonas francas, parques industriales, entre otros, para diversificar y robustecer su tejido económico. No todas las ciudades de Colombia cuentan con la facilidad de tener un aeropuerto internacional, la mejor malla vial del país y estar ubicados a tan solo dos horas del principal puerto del pacífico.
En tercer lugar, es crucial que Palmira implemente una política pública de seguridad que presente resultados positivos y continuos. Asimismo, se presentan otros desafíos, como la necesidad de realizar obras para modernizar la malla vial, a fin de adaptarla al crecimiento reciente de la ciudad. Sumado al proyecto tren de cercanías, que integrará los municipios vecinos.
Si bien hay más retos para los próximos años, en esta oportunidad solo me referí al aparato productivo e infraestructura de la ciudad. Así, quiero felicitar a Palmira por su bicentenario. Con su herencia histórica y un presente lleno de posibilidades, deseo lo mejor para mi ciudad y su gente.