Los escándalos de corrupción no cesan. Todos los días hay uno nuevo, con distintos protagonistas, en que involucran funcionarios del gobierno del presidente Gustavo Petro, o a sus más cercanos defensores.
Durante su campaña electoral vimos un video en donde estaba presente Petro, junto con los líderes de su campaña, entre ellos Roy Barreras, su adalid en el primer año de su gobierno. En él presenciamos una conversación donde delineaban las estrategias de su campaña, para desacreditar a sus contendores de mayor riesgo, Sergio Fajardo y Federico Gutiérrez, utilizando estrategias que, inclusive algunas, desafiaban los estrictos límites de la ética. Y sin duda lo lograron. Su contendor al final fue Rodolfo Hernández, un candidato mediocre, y de escaso reconocimiento, y para colmo de males resultó, corrupto. A pesar de lo cual, su triunfo fue muy estrecho.
Al poco tiempo estalló otro escándalo protagonizado por su hijo y su exnuera. Se trataba de haber recibido altas sumas de dinero con destino a la campaña de su padre. Luego se supo que parte del dinero fue a parar a los bolsillos de la pareja. Pero esto no para allí, luego se supo que Nicolás Petro habían también recibido dinero de origen turbio. Él actualmente está preso y su exesposa rendirá indagatoria a la Fiscalía. Nicolás, inicialmente, dio a entender que parte de los recaudos habían engrosado la campaña, pero luego de una visita de su padre a su residencia en Barranquilla, afirmó que su papá no estaba enterado de estos hechos. Le corresponde a la Fiscalía aclarar lo ocurrido.
Casi coincidentemente, en el tiempo, se conocieron unas grabaciones entre Laura Sarabia, la funcionaria más cercana al Presidente, y Armando Benedetti, quien había sido designado Embajador en Venezuela. En las cuales también se mencionó una maleta en efectivo en casa, la Sra. Sarabia, que ocasionó que a la empleada doméstica le hicieran indebidamente pruebas de polígrafo. Además del disgusto por el trato que había recibido del gobierno, Benedetti expresó con su profunda ira que lo embargaba y amenazó con prender el ventilador de las contribuciones que él había logrado para la campaña, las cuales ocasionarían repercusiones insospechadas. El presidente Petro, a pesar de las declaraciones de su funcionaria, a quien inicialmente expulsó de su gobierno y luego la restituyó en su cargo original, decidió nombrar a Armado Benedetti, embajador extraordinario y plenipotenciario ante la FAO. Son decisiones presidenciales que merecen mayor explicación.
Recientemente con origen en el escándalo de los carrotanques para la Guajira, Sneyder Pinilla, exfuncionario de la UNGRD, declaró, para lograr que la Fiscalía le otorgue beneficios, suministrará una lista de personas que recibieron sobornos a cambios de votos, para aprobar la reforma a la salud. Entre la lista están los presidentes del Senado, Iván Name y de la Cámara, Andrés Calle. También mencionó a Sandra Ortíz a Andrés Idárraga secretario de ‘Transparencia’, ambos funcionarios del gobierno a quienes el Presidente Petro les exigió sus renuncias. Resulta curioso que el Senador Name haya defendido el archivo de la reforma a la salud.
Lo anterior produce profunda desconfianza, incertidumbre y desconcierto en el pueblo colombiano y merece un esclarecimiento. Los fallos de la Fiscalía toman mucho tiempo.