De nuevo estamos ante ese momento crucial en la historia de nuestro país. El 29 de octubre los colombianos debemos elegir a las nuevas autoridades departamentales y municipales para el periodo 2024 - 2027: 32 gobernadores, 1.102 alcaldes, 418 diputados, 12.072 concejales, y 6.513 ediles de las Juntas Administrativas Locales. Serán más de 12 mil puntos de votación en todo el país: 5.605 en las zonas urbanas y 7.212 en las regiones rurales.
Si las sumas son correctas, son unas 20 mil personas quienes por los próximos cuatro años decidirán el futuro de los cerca de 52 millones de colombianos que habitan cada municipio y departamento de nuestro país.
Y así suene obvio, ¿no sería ideal que los ciudadanos los eligiéramos de manera correcta? Si bien las elecciones se reconocen como una fiesta democrática, el voto no debe tomarse a la ligera. Votar, además de un derecho, es un acto de la mayor seriedad y responsabilidad.
Con corte al 3 de agosto, la Registraduría informó de 132.553 candidatos inscritos, un aumento del 13,73% respecto a los comicios de autoridades locales de 2019. En este contexto, es fundamental que los ciudadanos tomemos decisiones basadas en el conocimiento y la convicción. No se trata únicamente de un acto cívico, sino de un compromiso con nuestro propio futuro personal y el de nuestra comunidad.
La democracia es el corazón de una nación, y la elección de nuestros representantes locales es una parte fundamental de ella. Al votar, tomamos decisiones que afectarán directamente nuestras vidas, por lo que debemos hacerlo analizando los programas y propuestas, y evaluando con sentido crítico la capacidad, preparación y experiencia de los candidatos postulados.
Cuando elegimos apropiadamente a un gobernante, estamos sentando las bases para nuestro desarrollo presente y el de las próximas generaciones. Las decisiones de nuestros alcaldes y gobernadores influyen en aspectos tan vitales como la educación, la salud, la seguridad, el medio ambiente o la infraestructura de nuestras ciudades y departamentos.
Para acabar con flagelos como la corrupción, que tanto nos afecta a todos, debemos buscar candidatos que sean transparentes, éticos y con vocación genuina de servir a la sociedad.
Debemos informarnos de quiénes son los candidatos, indagar sobre su trayectoria y experiencia, investigar si se han desempeñado adecuadamente en sus roles anteriores o si, por el contrario, su historial presenta tachones que pongan en duda su integridad y capacidad de liderazgo; conocer qué proyectos han llevado adelante y cuál ha sido su impacto en la comunidad es esencial para evaluar su idoneidad; en suma, ser críticos para garantizar que nuestros votos respalden a líderes verdaderamente comprometidos.
En las próximas elecciones, busquemos información, comparemos propuestas, conozcamos a los candidatos y votemos con conciencia. Votar no es solo un derecho, es un acto de responsabilidad que puede marcar la diferencia para fortalecer nuestra democracia, transformar nuestros territorios y construir un futuro mejor.
Bertolt Brecht manifestaba que el analfabetismo político, es uno de los peores, pues desconoce “que el costo de la vida, el precio del pan, del pescado, de la harina, del alquiler, de los zapatos o las medicinas dependen de las decisiones políticas”. El llamado es a que todos los ciudadanos asumamos este derecho sagrado al voto con la mayor responsabilidad, para que con pleno conocimiento, se elija la mejor opción que cada uno considere.
@Juanes_angel