Termina un año en el que nos hemos enfrentado a grandes desafíos que ojalá logremos superar a través de una agenda nacional concertada que impulse un mayor desarrollo durante 2024, con el fin de aprender del pasado, resolver el presente y construir el futuro.
Uno de los retos fundamentales es avanzar en la defensa y el impulso de la actividad de las empresas de todos los tamaños, que generan empleo, confianza en el país y oportunidades de inversión.
El foco debe estar en promover su crecimiento a través de un ciclo virtuoso que siembre el progreso, porque, como lo he afirmado en este espacio, los países solo crecen cuando las empresas crecen.
Dentro de la ‘caja de herramientas’ están los factores que señala el Observatorio de Movilidad Empresarial, iniciativa de Confecámaras, las Cámaras de Comercio y el Banco Interamericano de Desarrollo – BID.
Identificó que las empresas con movilidad, es decir, que pasan de micros a pequeñas, medianas o grandes, lo han logrado al identificar y retener el mejor equipo humano; adoptar tecnologías avanzadas y mejorar la calidad gerencial; contar con financiamiento bancario; asociarse con otras empresas; vender en otras regiones y en otros países; buscar la calidad en sus productos; y avanzar en la atención al cliente, la diferenciación y la innovación.
Así lo están haciendo unidades productivas de todas las regiones como ejemplo maravilloso de las capacidades de los emprendedores colombianos que es necesario difundir para que más empresas se fortalezcan, permanezcan en el mercado y crezcan.
Como Hidrofrut, de Turbo, Antioquia, microempresa que ha impulsado su emprendimiento gracias la asociatividad por medio de minicadenas locales. O la empresa caleña Spectra Ingeniería, enfocada en la innovación a través del desarrollo de aplicaciones que hacen uso de la inteligencia artificial.
También la empresa BioFly, de La Guajira, que nació en 2016 para producir proteína a través de insectos y que ha logrado crecer no solo por sus capacidades técnicas, sino por mejorar su estrategia comercial para obtener recursos y financiamiento. Un ejemplo también es la empresa Forinva, de Tunja, especialista en piezas plásticas mecánicas mediante la tecnología de impresión 3D para necesidades del sector industrial o el hogar.
Son muchas más los ejemplos del admirable empuje de las MiPymes colombianas, que pueden ser conocidos en los videos que hacen parte de los espacios en Facebook o YouTube de Confecámaras, cuyos testimonios contagian por la fuerza de la gente de todas nuestras regiones para crear empresa y los retos que han asumido para permanecer y crecer.
Su empuje y resiliencia son motores que impulsarán el crecimiento del país, para lo cual es vital el ejercicio libre de las actividades económicas legales, como el camino para la movilidad empresarial y de las transformaciones que nuestra sociedad demanda. Entonces… sí se puede…
Lo anterior, de la mano de la articulación pública y privada ahora en los planes de desarrollo de alcaldes y gobernadores, para llegar a consensos que permitan fortalecer la confianza e impulsar la actividad empresarial, la equidad social y el desarrollo regional.