El éxito de la COP16 en Cali es un ejemplo de que la articulación de los esfuerzos del sector privado y las instituciones de orden nacional y local del sector público pueden lograr grandes cosas. Este mensaje es especialmente valioso y relevante en un contexto en que la tensión entre estos sectores ha marcado la agenda pública.

El único camino para el desarrollo sostenible, el progreso de los territorios y el bienestar de toda la población de Colombia será a través de los acuerdos intersectoriales. Y para mitigar uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad, será necesario el trabajo conjunto entre las entidades que diseñan las políticas públicas y regulan las prácticas en materia ambiental, con todos los sectores encargados de producir, innovar, investigar y consumir. De cualquier otra manera, los esfuerzos serán insuficientes.

Por eso es especialmente valioso ver que tantas organizaciones, empresas y entidades son capaces de abrir un diálogo y alcanzar acuerdos sobre la necesidad de proteger el medio ambiente y prevenir la catástrofe del cambio climático. Pero el verdadero desafío solo comenzará luego de finalizar la COP 16, cuando todo el entusiasmo que ha generado esta conferencia se vuelva a dirigir a tantas otras discusiones del debate público. La implementación de todo lo acordado durante tantos conversatorios y encuentros, así como el seguimiento al cumplimiento de los compromisos y la consolidación de estos en alianza con todas las comunidades del país serán las tareas más urgentes que dejará la COP.

Por eso es especialmente necesario que los participantes de la COP desde todos los sectores de la economía, la sociedad y el Estado cumplan con lo pactado en este evento y no permitan que los temas abordados pierdan visibilidad en los meses que vienen. Sobre todo, porque la discusión política de los meses entrantes estará especialmente marcada por la época electoral de 2026, que empezará pronto y se llevará gran parte de la atención de las discusiones nacionales. Y que no quepa duda: distintos sectores políticos intentarán sacar provecho de los logros de la COP en las próximas elecciones, y también otros buscarán restarle importancia y negar su valor por conveniencias políticas.

Lo importante, de fondo, es que es un hecho que la conciencia sobre el cambio climático y la emergencia que se puede desatar es un tema de conversación en todos los hogares, empresas y oficinas del país, y los discursos de negación han perdido cada vez más terreno. Incluso, sectores que durante años buscaron reducir la gravedad del asunto han decidido sentarse en la mesa y ser parte de la solución. Atrás deben quedar los días en que la negación del cambio climático era parte del repertorio de algunos sectores políticos. Hoy todos deben ser parte de la solución y de la búsqueda de formas de conservar la biodiversidad y proteger el medio ambiente.

Debe decirse, eso sí, que fue un verdadero desacierto que ante una audiencia internacional tan amplia y diversa, y ante todos los sectores de la política nacional, el presidente Petro decidiera desaprovechar la oportunidad de ofrecer un discurso conciliador en la COP, mostrando su mirada más encerrada y radical contra sectores de la economía y de la política que en vez de ser atacados deben ser parte de la solución.

Por lo pronto, son muchos compromisos que tendrán que ser aterrizados y cumplidos durante las décadas que están por venir.