Acostumbrados por Petro a los discursos altisonantes, a ocurrencias de todo tipo y a sus planteamientos mesiánicos, siempre aparece la duda de qué se estará convirtiendo en realidades y qué en solo discurso. En cualquier gobierno serio se podría acudir a los documentos de política elaborados por los técnicos y resultado de discusiones y análisis que buscan matizar y balancear los planteamientos técnicos con las realidades políticas y que obligan a construir posiciones concertadas.

En este gobierno esto no ocurre. Muchos analistas han llegado a la conclusión de que para tratar de entender el rumbo del gobierno toca acudir a la catarata de tuits de Petro que, como se ha visto, no se destacan por su coherencia. Uno de los temas que parecieran importantes para el presidente es el del agro y el sector rural. Investigadores reputados que vienen trabajando sobre el tema se extrañan por la ausencia de documentos de política y análisis de fondo sobre los temas y les queda como orientación macro solo el Plan de Desarrollo y el Presupuesto Nacional.

En el Plan, hay todo tipo de enunciados sobre lo que sería deseable hacer, mezclando temas de la amplia problemática rural con los de la producción agropecuaria de manera muy confusa. Se plantean múltiples propósitos como sustituir importaciones, promover exportaciones, aprovechar la innovación tecnológica, etc. Muy poco, desafortunadamente, se dice de cómo pretenden lograr esas aspiraciones.

Por el otro lado, los grandes actores en el plan son los integrantes de la economía popular y campesina, los afros, los grupos indígenas y otras minorías. No hay un diagnóstico sólido sobre la realidad del sector. Si se quieren sustituir importaciones, por ejemplo, y la mayor participación la tienen productos como el trigo, el maíz, la soya y similares, lo que se necesita es tecnología, grandes extensiones y un manejo netamente empresarial y esto ni siquiera se menciona.

Cuando se va a lo concreto, como es el destino que pretenden darle a las inversiones en el Presupuesto de 2024 que se incrementa en forma sustancial para el sector, se encuentra que el 72,5% se destina a la Agencia Nacional de Tierras, a la Agencia de Desarrollo Rural y a la Unidad de Restitución, o sea al tema tierras. Asuntos como la investigación y la transferencia deben estar junto con una inmensa cantidad de temas que, en conjunto, representan el 2,2% del presupuesto. Es decir, mucho discurso y, al final, la verdadera prioridad es la que surge de una posición ideológica que considera que con entregar tierra se solucionan los complejos retos del sector rural.

Por contraste, en el reciente Congreso Agrario de la SAC que tuvo una gran convocatoria y la participación de representantes de los diferentes sectores y regiones, el clamor fue unánime, la gran preocupación se llama: seguridad. Si se quiere que el sector responda, que lleguen inversiones, que los campesinos puedan trabajar tranquilos en sus parcelas, la prioridad debería ser la de recuperar la seguridad y realizar una distribución más balanceada de los recursos para suplir las grandes necesidades de la ruralidad colombiana.