El amor no mata, no golpea, no insulta, no toma a la fuerza, no destruye familias, no apaga la luz interna de quien se dice amar; no engrosa las cifras de asesinatos; no suma a las estadísticas de violencia en los hogares; no chantajea económicamente; no esclaviza a quien se ocupa del cuidado, no aplasta el amor propio, ni subestima a quien quiere.
El amor abraza con gestos y palabras, con el creer en quien compartes tu vida, con el alivio en el momento justo, con el aprender de sus sentires, con el desaprender el machismo, con el comprender que nada que hiera puede llamarse amor. Con el sumar, e ir de la mano -no adelante, no atrás-; con el reconocimiento a quien cuida, con el apoyar sus sueños, con animar sus esfuerzos.
Se han necesitado siglos para entender que el amor no mata y que no hay ira e intenso dolor que lo justifique. Si hoy existen leyes en distintos países del mundo, como el nuestro, es porque entendimos que las violencias basadas en género son reales y deben ser penalizadas. Pero, sobre todo, se debe educar, en nuestras familias y lugares de existencia, para que no haya más mujeres golpeadas, menospreciadas, asesinadas. Y también para erradicar ‘arsenales’ del discurso como “se lo buscó”, “quién la manda”, “le gusta que le peguen”, “¿y usted como hijo no se dio cuenta?”, “¿por qué su mamá se enamoraba de hombres problemáticos?”.
Este 2023 hemos visto casos tan dolorosos como el de la campeona de patinaje y formadora de tantos, Luz Mery Tristán, que nos recordó cuán feroz es este crimen, que no conoce de edades, ni estratos. Vimos, también, cómo el Día de la Madre hubo tres feminicidios: Erika Aponte, en Unicentro, Bogotá; Carmen Rodríguez, en su casa en Santa Marta, y Merly Rengifo, quien salió de su casa en Siloé hacia la cárcel de Cómbita a ver a su pareja, a quien había conocido por redes sociales y el hombre, Efraín Sarmiento, la asesinó y sumó así tres feminicidios a su cuenta personal.
A inicios de año, el caso de la Dj Valentina Trespalacios, cuyo cuerpo sin vida, metido en una maleta, fue hallado en un basurero, estremeció al país y dejó claro hasta dónde llegan los celos y también la capacidad de juzgar en la tribuna virtual.
En Cali, según el Observatorio de Seguridad, este año se han registrado 9 feminicidios, como se le conoce al delito en que una mujer es asesinada por su condición de género, muchas veces por alguien que dijo amarla. Uno de los crímenes fue con arma de fuego, el de Luz Mery Tristán, los otros ocho, con arma cortopunzante. De enero a octubre, Casa Matria atendió 515 mujeres víctimas de violencias basadas en género; 175 en las que se estableció riesgo de feminicidio, y 36 de ellas, atendidas en el hogar de acogida. No son cifras menores, son cifras que deben llamar a la conciencia.
El próximo viernes 24 de noviembre, en el marco del Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se realizará la quinta versión del Foro Paremos ya, en la Plazoleta Jairo Varela, de 9:00 am a 12:00 m. Un evento organizado por la Secretaría de Bienestar Social, la Fundación WWB Colombia y la Fundación Kunsejana, apoyado por el Observatorio para la Equidad de las Mujeres, OEM, El País y el Noticiero 90 Minutos. Allí se hablará de ‘los retos y desafíos del cuidado en Cali’, ‘la autonomía económica, como antídoto a la violencia’ y ‘la salud mental frente a las violencias contra las mujeres’. Un espacio que contará con voces valiosas que darán sus aportes a la reflexión, con el fin de que disminuyan estas violencias y las brechas de género. Porque el amor no mata y hay mucho aún qué hacer para que algún día #niunamás sea asesinada.
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