Lo dice el refrán popular, “al bien hacer jamás le falta premio”. Es una acertada máxima que se cumple en Cali, como resultado de su excelente desempeño en la organización de la COP16 y en su enlace con la naturaleza y la gente de la región. Un hito que le trajo como recompensa el reconocimiento internacional como ciudad que ama y cuida la biodiversidad.

Sus habitantes se lucieron con su comportamiento y colaboración en beneficio de la colectividad y el evento. Jóvenes que invitaban a seguir y guiaban al caudal de caminantes en los recorridos por el centro, el boulevard del río y del oriente, zonas verdes, instalaciones de emprendimientos, plazas, centros de cultura y conversatorios, así como las mujeres, hombres y niños que se integraron entre la multitud con respeto, dieron ejemplo de voluntad de convivencia para disfrutar los espacios y el suceso.

Caló la convocatoria y el empeño del alcalde de Cali, Alejandro Eder, y de la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, en sacar adelante en pocos meses semejante encuentro de 196 países, miles de delegados y población en torno a los cientos de programas proyectados. Lo lograron con ejecución eficiente y el apoyo de organizaciones, empresas, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, comunidades, la fuerza pública y la ciudadanía, demostrando así que trabajando unidos por un objetivo común, éste se consigue.

En esa corriente de buena energía ganó todo el mundo, como sucede cuando cada uno pone algo de sí mismo para su bien y el de los demás. Bienestar para la sociedad y ganancias para emprendedores y negocios informales y formales, fueron el premio a sus aportes. En Cali, lugar perfecto para la COP16 por su ubicación y condiciones magníficas, se alinearon los astros para alcanzar el mejor resultado posible.

Es justo agradecer a quienes con sus acciones le dieron a la ciudad un renovado aliento, motivo más de orgullo para los caleños. De nada sirven proyectos lanzados al aire si no se tiene la capacidad para planear, enfocarse hacia la meta y hacerlo como corresponda. Esto es, un método para actuar en la vida e ir en la dirección correcta, en especial conveniente a la juventud que quiera forjarse un mañana y tener un buen vivir, con la satisfacción de hacerlo a base de su esfuerzo y talento.

Ese impulso de la gente y de los gobiernos local, departamental y nacional no puede cesar porque hay más objetivos y el desafío de hallar fórmulas para la generación de empleo y estrategias para el cuidado de la región en lo social y ambiental, en alianza con organizaciones y empresas comprometidas en ello. Fundamental será brindarle seguridad a los habitantes y turistas, con una ciudadanía responsable y el acompañamiento de la fuerza pública a lo largo y ancho de la ciudad.

La invitación que recibió Cali al Foro Urbano Mundial convocado por la ONU-Hábitat en El Cairo, Egipto, la posiciona de cara al futuro a nivel mundial y la reafirma en su liderazgo y compromiso con la sostenibilidad y la recuperación ambiental, gracias a una sociedad con perspectiva en procura del bien común. En armonía con esa misión, enhorabuena también, el anuncio del alcalde de celebrar en la ciudad cada año la Semana de la Biodiversidad, una ocasión más para demostrar civismo y unión con entusiasmo, como sucede cuando los conciudadanos se vuelcan a disfrutar sus eventos culturales y ambientales.