Una de las peores tragedias que padece hoy Colombia es la violencia contra los niños y las niñas. No solo porque la misma se ha desbordado en los últimos años de forma alarmante, sino especialmente porque la sociedad colombiana parece haberse acostumbrado a ella.
Los crímenes y las agresiones contra menores de edad se multiplican, mientras las medidas adoptadas por el Estado se quedan cortas para enfrentar el problema y el país normaliza titulares de prensa que dan cuenta de casos cada vez más escabrosos y degradantes.
Podría decirse que ser un niño o una niña es casi un crimen en este país, pues se está expuesto a todo tipo de violencias: maltrato intrafamiliar, abuso sexual y emocional, castigo físico, explotación, además de muchas otras amenazas derivadas del conflicto armado.
Sobre esta última arista -el impacto de la guerra en la niñez colombiana- la Organización de las Naciones Unidas, ONU, reveló un informe dramático. Según el mismo, el reclutamiento de menores, los secuestros, abusos sexuales y los ataques contra escuelas crecieron ‘desproporcionadamente’ en los últimos dos años en Colombia.
Entre julio de 2021 y junio de 2023 la organización verificó 615 violaciones graves contra 476 menores (306 niños, 166 niñas y 4 cuyo sexo se desconoce), lo que representó un aumento del 61 % frente al informe anterior.
La ONU atribuye este incremento al ‘refuerzo de grupos armados y la expansión de su control territorial’ en zonas donde la presencia estatal es limitada y los índices de pobreza elevados.
En ese periodo, hubo más de 111.000 menores desplazados y confinados, en su mayoría indígenas y afrocolombianos, principalmente en los departamentos de Nariño, Chocó y Cauca, donde se produjeron el 85% de los casos.
El reclutamiento siguió siendo la violencia más extendida contra los menores, seguido por los asesinatos, las mutilaciones y los secuestros. Estos últimos aumentaron un 340% , ya sea con fines de reclutamiento o para pedir rescates, dijo la ONU. Y los ataques contra escuelas y hospitales pasaron de 8 en el informe anterior a 41 en el actual.
Ese panorama sombrío lo complementan las cifras de la Procuraduría y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar sobre otro tipo de violencias, especialmente las que tipifican delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes.
La estadística oficial revela que entre enero y agosto del año pasado se habían presentado en el país 8.295 delitos sexuales contra menores de edad, de los cuales 4.605 fueron contra niños y niñas y 3.690 contra adolescentes. Y en ese mismo lapso, 11.135 menores tuvieron que entrar al sistema de protección del Icbf por violencia sexual.
Todo lo cual lleva a concluir que este país se ha enseñado contra quienes representan su futuro. Y que mientras la sociedad no haga un pacto para proteger a niños y niñas, cualquier idea o modelo de búsqueda de la paz estará condenado al fracaso.