En la columna de hoy revisaremos cómo se puede garantizar el derecho al deporte al tiempo que se potencia su impacto cuando se considera la contribución a los ODS.

Lo primero es ofrecer deporte, actividad física y/o recreación (lúdica) a todos los grupos etarios, poblacionales y en situación de vulnerabilidad en toda la geografía:

  1. Diseñar programas para todo el año (sostenibles), con características adecuadas para cada edad (madres gestantes, primera infancia, niños, niñas y jóvenes, adultos, adultos mayores)
  1. Diseñar programas adecuados a poblaciones con condiciones especiales.
  1. Contar con directivos y monitores e instructores muy bien capacitados.
  1. Asegurar la logística para contar con la implementación y recursos necesarios.
  1. Establecer puntos de atención con condiciones adecuadas para ejecutar todos los programas abarcando toda la geografía.

Estos cinco puntos, aparentemente simples, pueden aumentar su impacto si:

1. Los monitores están muy bien calificados, con lo que la calidad de la atención se asegura

2. Los programas tienen un componente psicosocial en el que se trabajen temas como la disciplina, la resolución de conflictos, el respeto a la diferencia o igualdad de oportunidades sin discriminación de género o condición.

3. Los monitores se capacitan aún más y se convierten en la primera persona para activar rutas de apoyo cuando se detectan casos de violencia familiar, desnutrición, acoso sexual, consumo de drogas, deserción escolar, entre otros.

4. Las disciplinas o deportes elegidos para comenzar la formación deportiva de niños, niñas y jóvenes está alineada con los gustos de la mayoría, las características físicas que faciliten la aparición de deportistas de élite, o las tendencias que permiten a la comunidad apropiarse del espacio público.

5. Se entienden necesidades de algunos grupos etarios para ajustar programas, como puede ser el caso de la salud mental en adultos mayores o la posibilidad de disciplinas menos convencionales, con mayores retos y pocas reglas para grupos jóvenes.

6. Se ajustan enfoques psicosociales a los programas en algunas zonas de la ciudad con mayores índices de violencia o consumo de drogas.

7. Los escenarios, además de ser aptos para la práctica del deporte, tienen condiciones de dignidad y seguridad que hagan más atractiva su práctica, como puede ser seguridad en el acceso, iluminación, baños, lugares para cambiarse de ropa, etc.

Esta columna da cuenta del poder del deporte en las sociedades modernas como un instrumento para mejorar la vida de las personas, sin duda un alcance mucho más ambicioso del que se le asigna usualmente al deporte.

Bienvenida a Felipe Montoya como nuevo secretario del Deporte, quien da cuenta de ser un exitoso administrador, como se evidencia en la campaña de Eder, la cual gerenció, y quien entiende perfectamente el valor del deporte en este sentido.

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Posdata. De nuevo mil gracias a Carlos Arango, secretario general de Aces América, por su determinante contribución en esta columna.