Su presencia se siente en cada rincón del Centro Deportivo que lleva su nombre. En la pista de patinaje en que entrenó a tantos; en la piscina y el gimnasio, con sus estrictas sesiones de ejercicio; en las oficinas y corredores, por los que deambulan a diario decenas de personas… y en el coliseo, que el lunes 7 de agosto aglutinó a tantos caleños para rendirle tributo y darle el último adiós.

Su nombre era Luz Mery Tristán, tenía 60 años. Los había cumplido el 1 de abril. Se alistaba para casarse en octubre y soñaba con ser abuela. Era madre de cinco hijos: Gian Carlo, Mario, Valentina, Andrés Felipe y Valeria. Fue campeona mundial de patinaje en la prueba de cinco mil metros, del Mundial de 1990, en Bello, Antioquia. Obtuvo otros títulos nacionales, tres títulos panamericanos, un iberoamericano en Argentina y dos terceros lugares en mundiales de Italia y Nueva Zelanda.

También fue ciclista y asistió a competencias internacionales; se abrió la cabeza en el Tour de Francia femenino, se levantó y siguió compitiendo. Nunca paró de hacerlo. Ni después de su retiro como profesional. Entrenaba a diario, dos, tres y hasta cuatro horas. Las mujeres que acuden a su centro deportivo, la admiraban por su dedicación.

Nació en Pereira y llegó muy pequeña a Cali, donde consolidó su carrera deportiva. Campeones como Johana Viveros, Sebastián Arce, Rommy Muñoz, María Claudia Salazar y Luz Karime Garzón, entre otros, llevan su huella.

“Todos conocen la historia de mi papá... Mi mamá quedó sola con nosotros cinco, nos levantó; vivía en función nuestra. Era una mamá increíble”, relata su hijo Mario, en la mañana del viernes, con los ojos llenos de llanto.

Al fondo de su voz se escuchan los niños que revolotean por el lugar, en tiempos de vacaciones recreativas. También se oye música. Los pasos de quienes en la mañana van de un lado a otro, allí, en el centro deportivo. La vida sigue. Mario, el segundo de sus cinco hijos, precisa cómo quiere que se preserve la memoria de su madre: “Quiero que sea recordada como lo que de verdad ella fue. Aparte de lo que la gente pueda pensar, ella fue muy amorosa, capaz, buscaba siempre la salida, lo que hizo por el deporte, por nosotros y por tantas personas fue grande”.

Luz Mery Tristán sería la víctima número siete de feminicidio este año, en Cali, de comprobarse que su pareja, Andrés Gustavo Ricci, le habría disparado en la madrugada del 5 de agosto, aunque solo 24 horas después se conociera su muerte.

Según la Procuraduría General de la Nación, ya van 320 feminicidios en Colombia este 2023. Mujeres que fueron asesinadas por quienes decían amarlas. La Ley 1761 de 2015 define el feminicidio como un delito autónomo: quien causare la muerte a una mujer, por su condición de ser mujer o por motivos de su identidad de género incurrirá en prisión de 250 a 500 meses.

“Con mis hermanos decíamos: si una mujer puede, ojalá, salvarse para que la familia no sufra como nosotros, nos haría gran honor poder contribuir a eso”, expresa Mario.

Las violencias basadas en género nunca serán culpa de sus víctimas. Detrás de cada una de ellas hay una historia, una vida que se apaga, una familia que las llora. Sí, hemos avanzado como sociedad en la prevención y la denuncia. Pero aún nos falta tanto en educación y respeto, para que mujeres como Luz Mery Tristán no se conviertan en una víctima más .