Petecuy 2005, oriente de Cali. Las fronteras invisibles, las balas, las muertes azotaban el barrio. Un pelado del sector, que rondaba los 20 años, empezó a preguntarse: ¿Qué podemos hacer para evitar que los niños ingresen a las pandillas?
Su nombre es Gustavo Andrés Gutiérrez Toro, uno de esos ángeles que habitan esta ciudad. Un pelado que se hizo periodista y hoy estudia un Magíster en Prevención, Seguridad Urbana y Política Criminal. Gloria Stella, su mamá, le inculcó el amor por la lectura, con el Círculo de Lectores, y allí encontró la inspiración, así como en el biblioburro de Luis Soriano, que cruzaba territorios de paras y guerrilla en el Magdalena Medio, para llevar libros a la gente.
“En Petecuy veíamos balaceras todos los días. En medio de eso empezó Biblioguetto, con la intención de agarrar los libros, de leer en la esquina, en donde se están ‘plomeando’, en los asentamientos a los que llegaban desplazados del Pacífico. Empezamos a trabajar, a cortar eso y ya hoy son 18 años”.
Lo que nació como una quijotada en una esquina del barrio, hoy es una apuesta cultural que llega a la mayoría de edad y sigue transformando vidas, cambiando balas por libros: la Corporación Biblioguetto, un programa de promoción de lectura en lugares no convencionales; talleres de lectura en voz alta; acompañamiento a jóvenes, para que hagan catarsis y relaten sus vidas.
Gustavo inició la historia, pero no le gusta contarse solo. Habla de Ricardo Salazar, líder de Tercer Milenio; Felipe Bedoya, Íngrid Moreno y Jhon Fernando Quijano. Gustavo reconoce en su esposa Zeidy Riveros Velasco, la gran compañera que impulsa los proyectos; la que lo levanta cuando es necesario y la gestora del emprendimiento Tienda de las Letras (lo encuentran en Instagram). Zeidy presentará su libro ‘Voces, relatos urbanos de una bibliotecaria’ en la Feria del Libro de Cali, a la que también llevarán ‘Jóvenes, narrando el territorio’, que hicieron con 30 chicos, apoyados por la Alianza para la Transformación Social, que les aportó recursos para ello y para comprar los libros que este sábado estrenaron en su biblioteca física; una preciosa realidad, gracias a la donación de Thomas Kheller y Lía Scarpetta quienes conocieron el impacto de Biblioguetto por una columna publicada aquí, en El País, por Santiago Cruz. El poder inmenso de la lectura. ¡Gracias!
El escritor Mario Mendoza ha sido “un padrino excepcional, nos ha guiado y nos da una imagen frente a la sociedad de cómo ese ‘Leer es Resistir’ cobra fuerza en una iniciativa que está en un barrio violento, en la ciudad más violenta de Colombia”, cuenta Gustavo, al enfatizar que esta experiencia debería ser considerada en los planes de gobierno, porque “en los barrios difíciles es donde están los pelados que agarran las pistolas y allí es donde debe haber programas de prevención de la violencia”.
Podrían ser más de diez mil las personas beneficiadas de la Corporación. Han visto pasar muchos niños que ya son adultos, profesionales, otros que están en la cárcel, en el cementerio. Como Yoider, un niño de 7 años, asesinado en un rancho, al que llegaron las disputas por microtráfico. Eso les partió el corazón. Pero también vieron cómo los chicos del Jarillón, reubicados en la urbanización Río Cauca, hicieron sus bibliotecas con los libros que les dieron en Biblioguetto y lo agradecieron tanto. Eso les llenó el alma.
Hoy, Gustavo y Zeidy, junto a su combo, siguen buscando en proyectos, en convocatorias, la forma de subsistir, resistir y construir. Los ángeles son así, no desfallecen. Y quienes les conocemos solo podemos decirles gracias por hacer real el Milagro de Petecuy. @pagope