Como soy adulto mayor puedo rendir testimonio de que en estos largos años de observador de la política colombiana, ningún gobierno ha tenido oposición más tenaz que este que preside Gustavo Petro.

Es cierto que en los dos períodos presidenciales de Alfonso López Pumarejo (1934-1938 y 1942-1945) tuvo que sufrir las arremetidas de Laureano Gómez, que no dejaba pasar un día sin que su periódico –El Siglo- o él en el Senado vertieran toda suerte de infundios contra el presidente liberal.

“Mentid, mentid, que de la calumnia algo queda”, era la máxima favorita del jefe godo. Y una más terrible: “Acudir al atentado personal; adelantar la acción intrépida y hacer invivible la república”, pues para Laureano el Partido Liberal era un apéndice del comunismo soviético.

Es cierto, también, que hubo dura oposición al gobierno de Ernesto Samper, que a tropezones pudo concluir su cuatrienio, y eso gracias a que Hernando Santos, director de El Tiempo, y el liberalismo fueron decisivos para que pudiera llegar a 1998, cuando el incompetente Andrés Pastrana derrotó a Horacio Serpa.

Y, desde luego, es verdad que Juan Manuel Santos se ganó el odio de Álvaro Uribe desde el mismo día de su posesión, cuando expresó que él tenía en el bolsillo las llaves de la paz con las Farc. Uribe, presente en la ceremonia, se movía en el asiento como culebra toreada, y desde ese día no le dio ni un minuto de sosiego.

Pero tanto López Pumarejo, como Samper y Santos, contaban con fuerte respaldo político y mayoría en el Congreso. Además, los más importantes diarios liberales los respaldaban, y tenían líderes que los defendían en las cámaras legislativas.

Y así llegamos a Petro, personaje que durante todo su tránsito por Cámara y Senado se convirtió en la estrella de la oposición a las dos administraciones de Uribe, quien ahora tomó la bandera de la derecha para obstaculizar todo lo que propone el actual presidente, y en ese conato lo acompañan la gran prensa, los noticieros de radio y televisión, los líderes gremiales en cuyas asambleas más parecen caudillos que dirigentes empresariales. En fin, un auténtico Toconpet, o sea todos contra Petro.

Hay que ver lo que pasó con la elección del nuevo procurador. El Consejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia, haciéndole la segunda a la oposición ternaron dos fichas de Germán Vargas Lleras, que ahora es otra voz cantante de los opositores. Ambos ternados alegaron ser independientes, cuando hasta el más lerdo sabe que giran en la órbita del exvicepresidente.

Gustavo Petro, en uso de sus atribuciones constitucionales, les desbarató a las cortes el jueguito político, y ternó a Gregorio Eljach, del partido La U, y quien fue secretario del Senado por 12 años. Con esa movida maestra evitó que al Ministerio Público llegara un funcionario del estilo de Margarita Cabello.

Saltan los uribistas y sus aliados a negarle méritos académicos, pero resulta que Eljach es abogado de la Universidad del Cauca, especialista en Derecho Público y Gestión de Entidades Territoriales, y magister en Gobierno Municipal del Externado de Colombia. Actualmente, sigue un doctorado en Derecho en la Universidad Católica.

Ese es, pues, el nuevo procurador, y su limpia trayectoria y su registro académico lo hacen ver como persona calificada para desempeñar el alto cargo, tan desprestigiado por los dos últimos procuradores.