Los enfrentamientos entre el presidente de Metrocali y los operadores del MÍO no le hacen ningún favor al sistema ni brindan las soluciones que demanda el servicio de transporte masivo de la capital del Valle. Los problemas son estructurales y requieren una intervención inmediata, lo que debe empezar por inyectarle los recursos económicos que tanto necesita para optimizar su funcionamiento y satisfacer así la demanda de los caleños.
Al reclamo de voceros de las empresas que operan el Masivo Integrado de Occidente, MÍO, quienes en una comunicación manifestaron su inconformidad por la deuda de $70.000 millones que mantiene con ellos, desde el año anterior, Metrocali, el Presidente de la entidad encargada de administrar el Sistema respondió con acusaciones por el mal servicio. Óscar Fernando Ortiz aseguró que no se están sacando a circulación todos los buses, que el servicio se presta mal y a los vehículos no se les hace el debido mantenimiento.
Mientras tanto, los operadores se mostraron extrañados porque a tres meses de su aprobación en el Concejo, la Alcaldía aún no ha puesto a andar el salvavidas por $1,3 billones que los ayudaría a salir de las afugias, dicen que las autoridades locales tampoco controlan la piratería ni atienden la seguridad del Masivo, lo que facilita que a diario se cuelen 22 mil usuarios sin pagar el tiquete, lo que significa una afectación a sus finanzas por cerca de $21.000 millones. Son los reclamos que se escuchan desde hace años y que siguen sin que se den las debidas respuestas.
Tienen razón quienes reclaman que aún no se conoce el plan de salvamento para el sistema ni el estudio financiero que determine cómo se invertirán los billonarios recursos de la sobretasa a la gasolina, que a través del Acuerdo 180 el Concejo autorizó pignorar hasta el año 2045, destinados a garantizar la continuidad del sistema de transporte masivo de Cali. El tiempo pasa y los males que aquejan al servicio siguen siendo los mismo, ni siquiera se ha puesto en marcha el convenio con la Policía para brindar seguridad en las estaciones y buses, ni se cancelan los pasivos pendientes.
El diagnóstico está claro y se conoce desde hace tiempo: la tarifa debe ser subsidiada, se necesita más flota para atender la demanda y mayores controles del transporte ilegal para evitar el paralelismo. Así se ha determinado alcaldía tras alcaldía y nada que se hace lo necesario. Mientras el MÍO transporte apenas 270 mil pasajeros al día, y no el millón que se proyectó en principio para llegar al punto de equilibrio, no tendrá el futuro garantizado.
Es una situación compleja que no se arregla ni con rifirrafes como los de días recientes ni con amenazas de suspensión del servicio. Rescatar el Sistema de Transporte Masivo de Cali es urgente por lo que no se pueden dilatar más las soluciones efectivas.
De ello son responsables Metrocali, la Administración Municipal y el Gobierno Nacional, que es socio mayoritario del MÍO y tiene responsabilidad en las decisiones que se tomen para garantizar un servicio público esencial para cualquier ciudad, que además es sinónimo de desarrollo y transformación urbana.