La confianza es el tejido invisible que sostiene el entramado social, empresarial y económico de una nación y hace parte de ese conjunto de activos intangibles al que se denomina ‘capital social’ y que influye en el desarrollo de un país. Su presencia o ausencia puede determinar el éxito o el fracaso de una empresa, así como el rumbo de la sociedad.
No en vano ‘reconstruir la confianza’ fue el lema con el que, en enero de este año, más de 100 gobiernos, las principales organizaciones internacionales y cerca de 1000 empresas, líderes de la sociedad civil, destacados expertos, jóvenes agentes del cambio, emprendedores sociales y medios de comunicación, se reunieron en Davos, en el Foro Económico Mundial, y concluyeron que este activo es la mayor oportunidad para enfrentar los desafíos claves del mundo hoy, marcado por las fuertes tensiones geopolíticas.
Recientemente, en la Jornada de Opinión Cooperativa, JOC 2024, organizada por Ascoop, Juan Daniel Oviedo abordó este tema, reiterando que, en un contexto como el nuestro, en un marco de desaceleración del crecimiento económico y sus consecuencias sobre el mercado laboral, se requiere de enfoques sectoriales con énfasis en la recuperación de la confianza.
Sin embargo, y de acuerdo con encuestas realizadas por el Dane en el 2023, el panorama en nuestro país se muestra bastante complejo, porque en general nos es muy difícil confiar y trabajar de manera conjunta. Las mismas muestran cómo solo un 6,9% de encuestados percibe muy fácil el organizarse con otros miembros de la comunidad y trabajar por una causa común, a la vez que un 25,8% lo percibe muy difícil. La falta total de confianza es en todos los niveles. Un 80% tiene cero confianza en personas desconocidas, un 75,6% no confía en personas de otra nacionalidad, un 36% desconfía de sus vecinos, un 21,7% de sus colegas de trabajo, un 18% de sus amistades y un 1,2% no confía para nada en sus familias.
Según el reporte Edelman Trust Barometer 2023, en Colombia muy pocos estarían dispuestos a vivir cerca o trabajarían con alguien que no estuviera de acuerdo con su punto de vista: solo el 33% los ayudaría si lo necesitaran, solo el 17% estaría dispuesto a vivir en el mismo vecindario que ellos y solo el 20% estaría dispuesto a tenerlo como compañero de trabajo. Según el mismo reporte, en Colombia las empresas son las instituciones que gozan de mayor confianza y el 67% espera que los CEO actúen para defender la calidad y veracidad de la información y de los datos. Estas cifras ratifican el momento coyuntural de polarización que vivimos en nuestro país y en el mundo.
Mayor confianza produce una democracia más sólida, más emprendimiento, mayor crecimiento de empresas y empleos, alza de la recaudación de impuestos, aumento de la inclusión financiera y un incremento de la demanda de bienes y servicios.
Existe un modelo económico que basa mucho de su desarrollo en la confianza y que seguro nos puede ayudar en la construcción de esta en la sociedad. Se trata de la economía solidaria y cooperativa, que se desarrolla con base en el trabajo unido de grupos y comunidades, que promueve y logra la asociación de personas que persiguen un fin común, y que progresan uniendo capitales y delegando democráticamente la gestión de estos para el bienestar de todo el colectivo. Esta forma económica y empresarial no sería posible sin una gran dosis de confianza y con una estrategia que permita, no solo ganarla, sino mantenerla para que el modelo se legitime y sea sostenible.
En estos momentos de gran incertidumbre es necesario que desde todos los sectores se promueva la generación de confianza que permita la construcción de tejido social y dinamizar de nuevo la inversión para retomar la senda de crecimiento.
@Juanes_angel