El abuso del “discurso suave” (eufemismo) ocurre en ambos sexos por igual, promueve las relaciones destructivas, impide llegar al fondo de los problemas y es un obstáculo enorme para empezar a solucionarlos. Quien lo emplea como sistema de vida, sabe que algo anormal está ocurriendo, pero insiste en utilizarlo para evitar la confrontación que le produce temor.

No hablar claro es una actitud generalizada que resulta ser la causa de mucho sufrimiento en las relaciones interpersonales. Es una diplomacia mal entendida que suele revelar una debilidad del carácter bajo cuya sombra crecen los problemas y se fortalecen las partes más enfermas del Yo de las personas. Adquiere dimensiones de plaga cuando se trata de grupos sociales y familiares en los que la imagen pública tiene mucha importancia. Y es, por supuesto, la regla en el mundo de la política donde el objetivo no es decir la verdad sino lo conveniente.

Cada cual puede confeccionar su propia lista de eufemismos. A continuación, unos pocos ejemplos:

“Es muy tranquilo con los asuntos de plata (de los demás por supuesto)”: Conchudo, avivato. Más precisamente, ladrón.

“Es un tipo raro: cuando en realidad es una persona con razonamientos ilógicos, cuandono francamente irracionales.

“Todo lo discute. A todo le pone problema”: Conflictivo.

“Es distraído con los pagos”: es un mala-paga o un nunca-paga.

“Es malgeniado”: insoportable sería un término más adecuado, ya que la convivencia con esta persona es un martirio.

“Es muy duro”: abusivo o irrespetuoso lo definiría mejor.

“Nunca da la razón”: obtuso, rígido, terco como una mula.

“Le toca viajar mucho”: padre/madre ausente.

“Es un poco dominante”: dictador, tirano o déspota, serían apelativos más exactos

“Su naturaleza es fría, excesivamente tranquila y hasta indiferente”: cuando se trata de un insensible a quien todo le da igual.

“Es muy casero”: pobre fraseo para referirse al aburrido que nunca quiere salir de su casa.

“Es muy buen hijo”: no puede dar un paso sin consultarlo con su mamá.

“Es muy cuidadoso con los gastos”: Tacaño/Mezquino.

“Es muy irónico”: pasivo-agresivo sería el término más preciso.

“Es muy seguro de sí mismo”: prepotente, grandioso, arrogante, descalificador. Un narcisista de libro.

“Es un mago para eludir responsabilidades. La culpa siempre termina siendo de los demás”: manipulador, probablemente un sociópata.

“Es arriesgado. No le tiene miedo a nada”: irresponsable de marca mayor.

“No hila sin dedal”: calculador peligroso de quien es mejor estar a prudente distancia.

“Es siempre conciliador”: pasivo/Asustado.

“Es tan reservado. Su vida es todo un misterio”: poco confiable.

“Acabo de conocerlo. Es espectacular, detallista y divino”: ¡Ojo, ingenua! Ese muy probablemente es un seductor con un plan de conquista en el que, a la fija, usted saldrá mal librada.

Cuando la persona deja de hablar en eufemismos y empieza a hablar claro, se quita un gran peso de encima y se le compone la vida.