Luego de muchos años de administrar el Fondo Nacional del Café gracias a un contrato entre el Gobierno y la Federación Nacional de Cafeteros, ahora el presidente Petro decide anunciar que no lo va a renovar o va a condicionar su renovación. Esto encendió las alarmas en el gremio y en las más de 500 mil familias cafeteras en el país.
Petro exigió la transformación del gremio si quiere seguir con el contrato del Fondo. Considera que no es representativo de los caficultores, de los 330 mil productores pequeños que no tienen sus títulos de propiedad en firme. Recordemos que el gremio está conformado por 540 mil familias caficultoras, la gran mayoría propietarios de pequeñas fincas, en promedio, no superan las 2 hectáreas, más del 50% de los pequeños no tienen sus títulos.
El Presidente planteó dos transformaciones. La de la equidad, ya que no considera equitativo que los salarios de los directivos de la Federación sean altos, dice que cabeza de la Federación gana 200 millones mensuales… (será con prestaciones, primas y bonificaciones, pues el gerente dijo que ganaba 60 millones), pero si se comparan con otros gremios del sector privado, no lo son tanto.
La brecha de ingresos no es un problema exclusivo de los cafeteros, es de todo nuestro sistema. Hay una gran desproporción entre los salarios de la base y la cúspide de la nómina. Y este es un debate que deberíamos dar como país. Esto ocurre también con el salario de los congresistas cuando se compara con el mínimo. Es un problema de justicia redistributiva grande. ¿Debería existir un límite? Por ejemplo, ¿20 mínimos?
La segunda línea propuesta por Petro es relativa a su arquitectura organizativa. Planteó la fundación de una Confederación de Cooperativas Cafeteras de Colombia como alternativa a la Federación de Cafeteros. Desconociendo así todos los esfuerzos que desde hace mucho tiempo atrás se han hecho para fortalecer la democracia cafetera. Recordemos la cédula cafetera, las elecciones periódicas y con amplia participación. Y hay que advertir que el sistema cooperativo ha servido de apalancador en el sector, pero tiene muchas limitaciones tanto técnicas como estratégicas.
Hay que reconocer que la ira del presidente se desató cuando el gremio eligió como gerente general a Germán Bahamón y desechó al amigo de Petro. Bahamón había sido muy crítico de la candidatura presidencial de Gustavo Petro. Pero sería un error monumental del presidente Petro y de su Gobierno tomar la decisión de quitarle a la Federación la administración del Fondo, la actual vence en 2016. Entre otras, por la tradición existente, que no nació ayer.
La Federación está cercana a cumplir 100 años, y sabe cómo llegar hasta la base de los cafeteros, tiene muchas lecciones aprendidas en el campo del acompañamiento. En segundo lugar, los recursos del Fondo Nacional del Café son fundamentalmente parafiscales, es decir, recursos que por ley deben ser manejados con la participación de los que lo generan, pues bien, no continuar con la Federación como administradora es desconocer la representación del gremio, y podría generar líos jurídicos serios para el Gobierno. En tercer lugar, la Federación ha formado con el paso del tiempo un equipo de personas que saben del tema. Sería desconocer lo construido y lanzar el manejo de los recursos cafeteros a una incertidumbre.