Merecía mayor despliegue de los medios de comunicación, la retractación de la vicepresidenta Francia Márquez por los señalamientos infames e irresponsables que hizo contra el congresista vallecaucano Christian Garcés.

El resumen de la historia es que después del estallido y los bloqueos en mayo del 2021, la entonces candidata Márquez dio declaraciones refiriéndose a una supuesta “limpieza social” sugerida por Christian Garcés, la cual afectaría a los jóvenes afros. Nada más absurdo y malintencionado, cuando es reconocido el trabajo multicultural y de diversas vertientes raciales y geográficas con las que trabaja Christian, lo cual le permitió ser el representante con mayor electorado en esas elecciones.

Garcés Aljure anunció que interpondría denuncia por calumnia e injuria, pues la política no debería guiarse por el manejo de odios y de segregación social y mucho menos con imputaciones tan rastreras como esas, que podrían tener consecuencias graves en medio de la polarización vivida en la región. Una cosa era pedir autoridad y respeto al orden y otra muy diferente, insinuar que se eliminaran las voces de protesta.

La reacción de Petro, entonces candidato a la presidencia, fue tan lamentable como la de su compañera de fórmula: “Se le despertó el esclavista que llevaba dentro, en realidad, nunca había dormido, solo era vergonzante” trinó. Como lo ha demostrado Petro en su gobierno, su estrategia es la misma: mover las emociones y los sentimientos negativos para estimular la reacción ciudadana. Su interés jamás es unir, ni tender puentes entre los diferentes sectores sociales. Al contrario, ‘divide y reinarás’ es su mantra y entre más se atormente la bilis de sus seguidores, más le sirve para enredarlos en la rabia y así tapar su ineptitud como gobernante. Ese trino sobre el esclavismo en el Valle, era un ardid perverso con el cual pretendía golpear al exitoso joven congresista.

La denuncia por calumnia e injuria interpuesta en 2022, solo fue fallada la semana pasada. Obviamente, a favor de Christian Garcés, por lo cual Francia Márquez tuvo que recular y se retractó. A mí personalmente no me gustó la retractación de Márquez. Dice que no tuvo cómo respaldar los señalamientos contra Garcés. Este merecía que se hubiera dicho que él no hizo referencia a limpieza social contra los jóvenes. La frase final tampoco me dejó satisfecho: “Ofrezco disculpas a él y a su familia si mis palabras les ocasionaron algún perjuicio”. ¿Alguien duda de si hubo perjuicio? Cuánta intranquilidad y amenazas han debido vivir Christian y toda su familia frente a la irresponsabilidad y a la perversidad de quien hoy funge como vicepresidenta.

Revisé los comentarios en redes sobre el caso. Con reiterada frecuencia, los lectores recuerdan a una señora, Luz Fabiola Rubiano, quien de manera repudiable y grotesca en una manifestación en Bogotá comparó a Francia Márquez con un simio, y tuvo expresiones lamentables contra la población afro. La vicepresidenta la denunció penalmente, la ofensora reconoció su repugnante equivocación y fue condenada a año y medio de prisión y al pago de más de $13 millones de pesos.

Sin duda, a Francia Márquez le salió muy barata la reculada ante la ofensa al representante Garcés Aljure. Ojalá este episodio les deje lecciones. Una, las instituciones de Justicia siguen vigentes en Colombia. Dos, no se puede pasar por la vida ofendiendo y poniendo en tela de juicio a los demás, sin asumir las consecuencias. Tres, Colombia requiere voces que con altura y sensatez expresen sus opiniones. La estrategia de ofender sin piso jurídico ni histórico, sino como un arma dialéctica de la maldad, terminará revirtiéndose, porque el pueblo no es tan estúpido como algunos gobernantes piensan.