¿Yo? No lo soy, bueno quisiera serlo… Ser libre. Pero no en el sentido que seguramente lo están pensando, me refiero al pájaro que habita en todos los cielos del planeta, aquel que gracias a su trabajo de alimentarse con animales en descomposición permite que nuestra especie esté habitando este planeta, de lo contrario habríamos desaparecido por cientos de epidemias. Ese imponente pájaro, primo del Cóndor de los Andes, que tendemos a despreciar por su trabajo y su aspecto, igual que otros muchos animales e insectos que son tan importantes para el balance del ecosistema.
Subo con frecuencia a la montaña en las tardes y me he enamorado de esos bellos pájaros, su manera de volar, como son capaces de usar las térmicas para ascender sin batir sus alas. He visto algunos que apenas se pueden percibir por la altura en que están, en vuelo libre y obviamente no buscando carroña, solo por el placer del presente y estar vivos. Se han convertido en unos verdaderos maestros de vida.
Siempre vi en las aves rapases, Águilas, halcones, gavilanes, búhos, lechuzas y demás algo muy especial y siento que de una manera u otra son aliadas para enseñarnos tantas cosas, pero ahora también estoy viendo muchos otros pájaros, entre ellos los amables gallinazos, como maestros de vida y libertad.
“Fíjense en los pájaros, que no siembran ni cosechan ni andan guardando comida”, Mateo 6:26-32, dijo Jesús como ejemplo de lo que debería ser la vida de todos, vivir en el presente y disfrutar el ahora, el futuro es incierto y el pasado, paso.
Ayer vi un gallinazo quedarse quieto durante varios minutos en el aire, logró coger la corriente exacta para quedar suspendido en el aire como que fuera un helicóptero (pero sin ruido), sus alas extendidas inmóviles, el atardecer en frente con rayos de luz solar bañando las montañas, ¡un espectáculo!
Me recuerda cuando leí por primera vez Juan Salvador Gaviota, él nos enseñó que la vida por este globo es aquí y ahora y aprender a dejar volar la esencia pura que hay en todos nosotros. Aquí seria Juan Salvador Gallinazus, que también con sus vuelos y acrobacias nos llevan un poco más allá a mostrarnos lo importante de mirar hacia arriba y agradecer por poder ser parte de este gran misterio y en humildad ante todo lo creado.
Hay tantos animales que nos producen rechazo y que son importantes en el balance de todo, entre ellos, muchos insectos y roedores, etc. Las culebras que nos generan miedo y las matamos, son dentro de las culturas ancestrales muy importantes como símbolos de sapiencia. Estoy seguro de que mueren más personas por los gatillos de las pistolas que por la mordedura de una culebra que lo hace solo en defensa propia.
Por lo tanto, qué vivan los gallinazos, qué vivan las culebras, las ovejas negras y todos los animales. ¡Qué vivan los seres humanos consientes y respetuosos!