El 2024 sigue siendo un año de alta complejidad para la gestión empresarial y desafiante para los resultados. Las empresas siguen enfrentándose a un entorno económico de gran incertidumbre, a lo que se suma las bajas expectativas de crecimiento.

En este contexto sería fácil quedarse lamentando lo que está pasando y hallar justificaciones a los resultados, pero los líderes de las organizaciones están llamados a salirse del círculo de confort, para confrontar a sus equipos para que, a pesar de las dificultades, el barco siempre llegue a buen puerto.

Así que la búsqueda de ideas y herramientas que les permitan navegar el barco en medio de la tormenta es más que necesario. Recientemente en esta columna hablamos del estoicismo como una filosofía que invoca a enfocarse en el presente y en lo que se puede controlar, con la calma necesaria, para sobrepasar las dificultades del hoy, sin perder la visión a largo plazo, de manera que las decisiones que tomemos sean estratégicas y no coyunturales.

En ese mismo sentido, en una columna publicada en el diario Portafolio el profesor Jorge Iván Gómez Osorio planteaba un concepto muy interesante, la ‘gerencia ascética’, que según él, permite guiar la toma de decisiones adecuadas, enfocarse en los resultados y mantener el optimismo; todo esto basándose en tres comportamientos fundamentales que los líderes deben sostener en sus organizaciones y equipos: claridad en vez de incertidumbre, concentración en vez de distracción y no brillar de manera solitaria.

La propuesta conceptual de la gerencia ascética nos invita a orientar a los equipos a metas claras, a mantener la concentración y enfoque en el quehacer diario para lograrlas, y a trabajar unidos en pro de los resultados, con gran sinergia de los equipos, sobreponiendo nuestros egos en pro de los objetivos, con gran entusiasmo y optimismo.

Inspirado en el término griego ‘askesis’ -ejercicio o práctica- este enfoque tiene sus raíces en doctrinas religiosas y filosóficas antiguas -el ascetismo-, donde la renuncia a todo aquellos que nos distrae y el autocontrol se consideraban medios para alcanzar mayor espiritualidad y autoconocimiento. En los poemas homéricos ‘askeo’ significaba ‘hacer algo primorosamente’, es decir, hacer un trabajo con destreza, habilidad, esmero y excelencia.

Con base en la esencia de esta doctrina, la llamada gerencia ascética busca la perfección mediante el esfuerzo personal y la aplicación de prácticas para luchar contra lo que nos aleja de lo ideal o prioritario. Esto implica a las empresas la necesidad de mayor claridad en metas, objetivos, resultados y capacidades para lograrlos, así como concentración y foco.

Recientemente y en el mismo sentido escuché una disertación del presidente del Grupo Coomeva, Alfredo Arana Velasco, refiriéndose al concepto de la gerencia ascética y las respuestas que plantea para afrontar los desafíos empresariales actuales, buscando una equilibrada mezcla de eficiencia y concentración en factores controlables, renunciando a las distracciones y de esta manera trabajar en las principales prioridades de la organización, manteniendo una alta moral de los equipos de trabajo y foco en los resultados. Todo esto, unido a una actuación ágil, prudente y austera, que permita garantizar la sostenibilidad inmediata, sin perder la visión de largo plazo.

En conclusión, la gerencia ascética nos invita a mantener un optimismo aterrizado mirando siempre lo positivo de las cosas, a enfocarnos en lo que es controlable por nosotros, dándole prioridad a las metas, las cuales deben ser establecidas con claridad y por último a trabajar en equipo, conscientes de que cuando unimos esfuerzos, multiplicamos los resultados.

@Juanes_angel