El alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, se fue de vacaciones y dejó alcaldesa de reemplazo. María del Pilar Cano Sterling, abogada, de 27 años de experiencia, con una hoja de vida impecable al servicio de la ciudad. Sin embargo, pareciera que lo que esta profesional hace con su trabajo, quedó sepultado bajo el peso de su apariencia física que para algunos es ridícula. Los comentarios en redes dan grima… Claro, cada quien tiene derecho a pensar y opinar lo que se le antoje: es su fuero interior. Pero lo que pensamos y expresamos dice mucho de lo que se guarda en el corazón.
Hay tanta, pero tanta discriminación basada en aquello que es diferente a lo que yo creo. Nos educaron con un modelo, uno solo, de vida aceptable y lo que no se parezca a lo mío es criticable. Aún más, es despreciable, por lo tanto, me doy el lujo de vomitar mi intolerancia cuando el otro no es mi espejo. Los comentarios son lamentables: “Más apariencia tiene una orden de captura”. “Qué horror de mujer”, sin evaluar su capacidad profesional e intelectual, solo pegados de la apariencia. ¿Por qué no se acepta lo diferente?
‘Otra’ de apariencia. Diana Rojas puede ser muy buena alcaldesa por “bella, preparada y honesta”. ¿O sea que si una persona es ‘fea’ perdería puntos para ser Alcalde o Alcaldesa de la ciudad? La apariencia entonces es un medidor de méritos para seguir viviendo en la sociedad del disfraz, en el mundo de las máscaras. Impacta cómo personas educadas, cultas, desde su creencia descalifican al otro por su vestido, el cabello, el color de la piel, su cuerpo, los zapatos, el lugar donde vive. La imagen es uno de los valores primordiales de la cultura latina, entre las que Colombia ocupa un lugar prioritario. Descrestar es uno de nuestros verbos preferidos.
Entonces, no debe sorprendernos que las nuevas generaciones le estén apostando a romper paradigmas en forma casi brutal, irreverente, desafiante. ¿Qué tan reprimida puede ser la vida de una persona que vive para cuidar apariencias? España acaba de aprobar la Ley Trans donde, en uno de sus apartes, se le permite a toda persona mayor de 16 años cambiar de género (no de sexo) sin permiso de sus padres o sin acompañamiento psicológico.
Empaque hombre o mujer puede ser relativo. Lo importante está en el contenido. Como explican algunos de ellos: “No nos enamoramos de sexo físico, amamos personas”. Entonces la apariencia pasa a segundo plano para buscar conexión con algo más profundo donde no descresta el ‘disfraz’.
Enfrentamos cambios de ideologías o creencias porque definitivamente la humanidad equivocó de rumbo. La creencia en razas superiores, en personas con más privilegios o derechos, nos ha llevado a este nivel de caos universal. La apariencia es la responsable de cientos de atropellos porque “lo que veo no encaja con lo que yo creo”.
Las nuevas generaciones cuestionan el mundo en que viven. ¡Y se atreven! Sí, a veces con excesos y radicalismos, pero al menos sacuden el pensamiento para obligar a revisar creencias. La rebelión de las canas y arrugas es por decirlo, una forma de empezar a romper el yugo de la apariencia. Como dijo Savater, “lo que traen los años es la despreocupación por lo que otros piensan de mi”. Y si eso sucede con el pensamiento, mucho más con la apariencia… ¿A usted todavía le importa?