Todo en la vida depende de tu percepción, de la visión que tienes de ti mismo y de la realidad.Esa percepción condiciona tu actitud y tus creencias, y éstas te liberan o te limitan, en suma, trazan tu destino.Por eso eres sabio si le pides a Dios una actitud especial para ver todo lo bueno y para no juzgar.Elige ser como ciego y mudo para ver y criticar los defectos, decide elogiar y no hablar mal de nadie.Alégrate si entiendes esto y estás siempre alerta para cuestionar con humildad y arrojo tus enfoques y tus juicios.Recuerda cuántas veces has errado juzgando a priori, apoyado en apariencias y en prejuicios.Con razón decía el poeta inglés William Blake Los ojos del sabio no ven lo mismo que los del tonto.No es nada fácil reconocer tus autoengaños, pero allí tienes la clave de tu verdadero despertar espiritual.