Sheila es una educadora ingeniosa y a sus alumnas les da buenas herramientas para poder mejorar en su vida.

Pidió a cada una que dedicara buen tiempo a identificar su defecto más dañino y más notorio.

Cuando ya cada una lo tenía claro les dijo: “De ahora en adelante van a llevar un diario de su ira, sus juicios o su impaciencia.

Sea cual sea la falla van a hacer dos cosas: 1. Darle gracias porque les enseña a valorar la cualidad contraria.

2. Dibujar una carita feliz en su celular al lado de cada fecha en la que se corrigen y logran actuar bien”.

¡Tan sabia! Más pronto de lo esperado más de la mitad habían mejorado mucho y eso animó a las demás.

Ten en cuenta eso y haz tú lo mismo. Cada día te examinas y así, paso a paso podrás ser una mejor persona.

Es un ejercicio sencillo que te permite tomar consciencia y no ver un defecto como tu rival, sino como tu maestro.

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