Por allá en el año 2002 pude charlar un poco con el famoso cantante Darío Gómez que estaba en duelo por el asesinato de una hija.
Durante un enfrentamiento de pandillas en Medellín una bala perdida acabó con la vida de Luz Dary, su primogénita.
Un dolor profundo se asomaba en su mirada porque el duelo más duro es el de un hijo y es más fuerte si es por asesinato.
La existencia de Darío Gómez estuvo marcada por los dramas. Muy joven, y sin querer, mató a su padre mientras amenazaba a la mamá.
El papá era agresivo y Darío, para defender a su madre, tomó la escopeta con la que el padre apuntaba a ella y se le disparó.
Para él fue un golpe muy duro la muerte de la hermana Rosa Ángela y entonces le compuso una canción que se hizo popular.
Hoy desde el cielo seguro dice “nadie es eterno en el mundo” y acaso piensa que el trabajo lo absorbió bastante.
Deja a muchos despechados. Ojalá crean que la muerte es solo un paso entre vidas y que él vive porque solo murió su cuerpo.