Dios mío, hoy comprendo que mi paz depende en buena medida de vivir en el presente, o mejor, en el ahora.
Eso pide amarme, amar y desterrar todos los pensamientos oscuros sobre el pasado y el futuro.
Si de verdad confío en ti, Dios de amor, acepto que siempre moras en mi corazón, entonces ¿qué puedo temer?
Eres mi baluarte y mi escudo, con el perdón sano mi pasado y con tu amor iluminas mi porvenir. Me susurras:
-“Confía en ti plenamente, y podrás enviar al exilio la culpa y el odio, la ansiedad y los temores".
Sí, confiar en mi refugio, confiar totalmente y focalizarme en el único tesoro: el instante que huye.
Dicen que el 98% de las cosas que tememos nunca sucederán, pero nos roban la paz y la alegría.
Dios de amor elijo, pues vivir en paz con el ayer, amo el ahora, me apoyo en ti, confiando en la fe y la esperanza.