Acaso has escuchado este dicho: “Si te toca, aunque te quites; si no te corresponde, aunque te pongas”.
En el plan del alma, que se traza antes de encarnar, se programan aprendizajes y encuentros necesarios.
Ese plan no es de todo, pero sí incluye vivencias necesarias para sanar o soltar lo que hace falta.
Por eso se habla de ‘acuerdos de almas’ o de pactos energéticos para que se viva lo que lleva a que un sistema quede bien.
Si Saturno se sale de su órbita el sistema solar se desestabiliza y algo así se da en un sistema familiar.
En este último hay que sanar exclusiones, o alguien actúa con lealtades invisibles que piden un cambio.
Un hijo puede actuar mal por una especie de solidaridad con padres o ancestros que hicieron lo mismo.
Obra así de modo inconsciente, y en una buena Terapia de Constelaciones Familiares lo sana y el sistema se cuadra.