Votar por Trump o Kamala, tanta información contradictoria. Lo máximo del capitalismo salvaje, ofrecer entrar en la rifa de un millón de dólares por votar por Trump en un mundo donde la escasez es la norma. Y lo digo con conocimiento de causa. Conozco personas con grados universitarios, súper brillantes, trabajando en la industria editorial en USA, buscadores del sueño americano que casi no sobreviven. ¿Cuántos jóvenes terminan de modelos webcam, en un mundo de escasez? ¿Quién eligió a Trump? ¿Los latinos que van a ser deportados de un país donde impera la codicia?

A raíz de las elecciones en USA, recuerdo un documental que se distribuyó en muchos lugares del mundo después de la primera elección de Trump y el insensato triunfo del sí en Inglaterra, para salirse de la Comunidad Europea, cuyos recuerdos todavía atormentan a muchos arrepentidos votantes.

Cambridge Analytic cuenta, como ellos manipularon la opinión pública en las redes sociales, para lograr los resultados contratados por los cuales, les pagaron una millonaria suma de dinero. Hubo un juicio en el cual Cambridge Analytic se declaró culpable. Pero ya la prueba estaba hecha y se sabe que con la inteligencia artificial se puede manipular la voluntad popular, la derrota de la democracia.

Qué mundo tan confuso. Ya para manejar un carro no necesitas pase, el piloto virtual te lleva donde quiere. Llegará un momento, en que también habrá médicos virtuales con órdenes recónditas de solo salvar a algunos y dejar morir a otros para controlar la población global. Gracias a Dios, las madres siguen existiendo y no podemos dejar que los bebés probeta nos sustituyan, por eso tenemos que volver a sociedades, donde la regla sea la ética del cuidado a cada cual, de acuerdo con sus necesidades, la ética de la madre que alimenta a su hijo, lo cuida, lo educa sin pensar en retribución alguna.

Una Democracia en crisis debe dar paso al gobierno de las madres, que invertimos, no solo 9 meses de embarazo, sino toda una vida de dar, para que la humanidad sobreviva. ¿Cómo sería el mundo de las madres? ¿Un mundo sin guerras, porque no queremos que maten a nuestros hijos? Con abundancia para todos y no para unos pocos, con un planeta que no vaya disparado a la desaparición, con prioridades de calidad de vida y no de la economía del consumo, ni de la codicia, ni de la riqueza desmesurada para unos pocos, mientras que los otros sufren de escasez y de pobreza, de ilusiones no alcanzadas porque todo cuesta. Qué duro es ser pobre cuando el mundo está lleno de cosas que comprar así no sirvan para nada. En la Feria del libro una niña de 5 años acudió a una llamada: ‘venga niña, es gratis’ y era la venta de un aparato de 3 millones de pesos que enseñaba 5 idiomas y que lo habían reducido a dos millones, la niña lloró desconsolada cuando su madre no se lo pudo comprar.