Es apenas natural que abunden críticas y opiniones de prensa por el alcance de las reformas que el gobierno pretende sacar adelante, conocidas más por anuncios de profundos cambios que por su contenido integral, indispensable éste para la evaluación y debate considerando las complejidades que los asuntos comportan. Sin embargo, al Presidente las discrepancias le generan preocupación.
El hecho de que el mandatario reaccionara invitando a sus seguidores a salir a la calle para apoyar las reformas el mismo día en que la oposición haría una marcha y en medio del alto grado de polarización del país fue un desafío incomprensible por el riesgo que representaba, cuando su deber era evitarlo y propender por la unión y discusión en condiciones adecuadas. Además, no se conocían los textos pues solo el día anterior se presentaron al Congreso de la República. Si bien sus opositores corrieron la fecha a fin de evitar confrontaciones, cualquiera que fuere el desarrollo de las marchas, el suceso refleja la tendencia a depreciar la vía de la deliberación organizada y la instancia del órgano legislativo, para ir más allá del concepto de los expertos y los debates menguando los recursos racionales para la controversia y la democracia representativa.
Al gobierno le gusta divulgar proyectos por redes sociales alentando la radicalización contra lo establecido, como el de acabar con el actual sistema de salud porque, afirmó, es el peor del mundo, o el de no cofinanciar obras de la capital si no se modifica la primera línea del metro. Aunque en esos casos modere su posición por la fuerza de las razones de sus contradictores, actitudes de dicha naturaleza han dado lugar a apreciaciones que el Presidente responde en especial a través de trinos. La Fundación para la Libertad de Prensa, Flip llamó la atención por “34 trinos contra nueve medios de comunicación” que sembrarían dudas sobre la idoneidad de éstos. El mandatario manifestó ser tolerante, invocando su derecho a defenderse, lo que denota que percibe las críticas como ataques. La realidad es que en el país existen canales informativos y personas expertas cuyo ánimo es el de contribuir con sus conocimientos para procurar que las reformas sean las que necesita el país, o que al menos se den dentro de una ‘explosión controlada’ en términos del Ministro de Educación.
Inexactitudes y posiciones intransigentes de algunos ministros también han provocado reacciones de la opinión pública, y sobre todo evidencian la importancia de que los alfiles del ejecutivo conozcan los temas específicos y tengan experiencia, como la demostrada por otros de los Ministros que han evitado riesgos y sopesado la conveniencia de las medidas a tomar. Albert Camus, filósofo periodista y Premio Nobel de Literatura, observaba que “El mal que hay en el mundo casi siempre viene de la ignorancia, y las buenas intenciones pueden hacer tanto daño como la malicia si carecen de entendimiento”.
Naturalmente que el Presidente tiene el derecho a solicitar rectificaciones cuando se trata de inexactitudes de la prensa, al mismo tiempo que tiene el deber de transparencia y precisión en sus actos y respuestas. Es innegable que la libertad de expresión y la diversidad de opiniones en los medios de comunicación fortalece la democracia y contribuye al objetivo de los gobernantes de acertar en sus decisiones, al brindarles más elementos de juicio.