Hace ya casi 3 años empezó esta historia de Compromiso Valle, en medio de circunstancias difíciles para nuestra región. Sin embargo, hoy podemos decir con orgullo que este vehículo de impacto colectivo llegó para quedarse. Compromiso Valle no solo ha transformado la vida de los más de sesenta mil participantes, sus familias y entornos, sino la de quienes somos parte de las organizaciones -fundacionales y empresariales-, y la de los ciudadanos que le hemos apostado a sumar, a partir del diálogo directo y la escucha activa.
Compromiso Valle es mucho más que un cúmulo de proyectos sociales, es pura innovación social que construye capital social. Gracias al diálogo entre personas que antes no se hubieran hablado y, sobre todo, gracias a la acción conjunta, ha cambiado la manera en que diferentes actores se relacionan y ven el futuro de nuestra región.
Según un estudio de percepción realizado entre los participantes de la iniciativa, el 77 % considera que es muy importante para el desarrollo de la región y el 94 % cree que tiene un impacto positivo en la ciudad porque aporta a la solución de temas como el desempleo y contribuye a la formación y la reactivación económica. Lo anterior tiene toda la lógica, gracias a Compromiso Valle se han empleado 3124 personas, especialmente jóvenes y mujeres vulnerables y han sido apoyados más de 19 mil emprendimientos.
Más allá de las cifras, lo que realmente hace potente esta iniciativa son las historias de transformación. Como la de Banner, un joven para el que hasta hace muy poco su prospecto de vida era estar en las calles con el ‘parche’. Hace cuatro meses tiene un empleo formal. Pese a que solo estudió hasta séptimo y no contaba con experiencia formal, una empresa apostó por él y le dio una oportunidad. Hoy, aseguran que no se arrepienten y son testigos de cómo una buena oportunidad puede cambiar una vida. Como esta empresa, son muchas las que han flexibilizado sus requisitos de ingreso, transformándose para permitir que jóvenes como Banner tengan un empleo formal.
También está la historia de Olga con su emprendimiento Infinito Aroma. Ella entró a Compromiso Valle y vivía en Buenaventura, pero por la situación de inseguridad tuvo que salir del Distrito. Ahora vive en Cali y su emprendimiento no solo le genera recursos a ella, sino a las mujeres que emplea gracias al aumento de las ventas que ha logrado con las conexiones comerciales con empresarios que son parte de Compromiso Valle. En diciembre, Infinito Aroma se encargó de proveer los regalos de Navidad de una empresa de la región.
Y Rosemberg, líder social y comunitario de la fundación Mi Oportunidad, organización de base que a través del fútbol acompaña a niños y jóvenes del barrio El Retiro, en Cali, a tomar distancia de la violencia y ocupar su tiempo libre. Este proceso lo inició su papá hace muchos años y como él lo contó en la edición especial del Premio Cívico fue la primera vez que se les reconocía esta labor que hacen con las uñas (o la cutícula para ser más literal). Ahora, son parte del programa Emprendimiento Social a otro Nivel de Compromiso Valle, lo que les ha permitido fortalecer sus procesos sociales y cómo él lo dice: organizar la casa para hacer más y mejor.
Son muchas las historias de transformación y de construcción colectiva. Nos habían dicho que no podíamos trabajar juntos, pero demostramos que unir a más de 600 empresas, 500 ciudadanos y 140 fundaciones familiares, empresariales y de base sí fue posible. A los que aún no hacen parte de Compromiso Valle les invito a subirse a este bus que está cambiando paradigmas y la forma en la que trabajamos por nuestra región. A partir de la construcción de lazos de confianza, una visión compartida y el reconocimiento del otro, hemos logrado lo que hace tres años parecía improbable: trabajar juntos para transformarnos.