No estoy entre los invitados por el presidente Petro a Nueva York, donde viaja para acusar en la ONU a los expresidentes Santos y Duque de incumplirles a las Farc lo que firmaron en Cuba Sergio Jaramillo, Humberto de la Calle y los generales Mora y Naranjo. Imposible cumplir, se necesitaban 387 mil millones de dólares para semejante petitorio. ¿Y por qué Petro no se incluye como incumplido si lleva 23 meses de presidente? Hágase autocrítica, presidente Petro.

Hoy, cumpliendo 30 años de columnista en El País, celebro acordarme que fue Rodrigo Lloreda Caicedo quien en una cena en Bogotá en casa de Lilly Scarpetta me invitó a escribir en este diario. Y ha sido grata por la queridura de Diego Martínez Lloreda, María Elvira Domínguez, Beatriz López, Jorge Restrepo, Lizeth Ospina, ‘Veperea’, Mario Fernando Prado y Luis Guillermo Restrepo.

Me llevo una sorpresa grande hoy: el haber sido puntual y cumplido durante tantos años. Enrique Santos, abuelo de Juan Manuel y Enrique Santos Calderón, repetía a menudo: “Columnista que se retrasa en la entrega de su cole por trasnochador, no sirve. El periodismo tiene horarios exigentes”. Punto.

Para aceptarle la invitación a El País, a Rodrigo Lloreda le anticipé que un hermano mío, menor en años, estaba ligado a ilícitos negocios de estupefacientes y sus ramificaciones. Con su tono amable me contestó: “Eso ya lo sabemos, Poncho. Y sabemos tu rechazo a eso”. Y vino lo difícil: ¿Con cuál variante escribiré en El País? Acerté, llegaría sin pretensiones de estadista ni de político ni de polemista buscapleitos para romper el anonimato.

Veo que llevo 30 años en este diario que fundara Don Álvaro Lloreda hace muchísimos años y me aplaudo porque con trabajo serio superé las zancadillas y trapisondas que, con mala uva, me montaron unos tipos de Cali que tenían enormes antipatías hacia este frívolo columnista. Punto.

Igual conducta tuve años atrás con Hernando Santos Castillo, director de El Tiempo, cuando él me invitó a ser columnista del diario de la Casa Santos, le conté la hartísima película de mi hermano, el extraviado en aguas peligrosas. Punto.

Y esta noche le ganaremos a los uruguayos que son bruscos, mañosos y alumnos en marrullas de Bilardo. Punto.

Petro seguirá el partido en Nueva York con sus amigos diplomáticos que mucho lo quieren porque se la deben. Buenas, buenas: si ganamos tendré una noche deliciosa, ganar en fútbol es lo máximo.