Recientemente, en Washington se reunieron el primer ministro de la India, Narenda Modi, con su homólogo estadounidense Joe Biden. Esto en aras de consolidar la relación entre estos dos países, teniendo en cuenta que, para el gigante norteamericano, Nueva Delhi es fundamental en la estrategia de contrapeso a China en Asia-Pacífico.
Según un reporte del Fondo Monetario Internacional publicado en abril de este año, la economía de India será la de mayor crecimiento a nivel mundial, con una expansión del PIB de 5,9%. El año pasado, la economía creció un 6,8%. Adicionalmente, este país sobrepasó a China como el de mayor población mundial y, aún más importante en términos demográficos, su tasa de fertilidad sigue siendo mayor del 2,1 que se necesita para reemplazar a la población. Igualmente, la edad promedio en este país es de 28,4 años, lo cual le augura un dividendo demográfico que será un vector de crecimiento económico del país por los próximos años. Este crecimiento podría incrementar aún más si se aumenta la participación de la mujer en el campo laboral, que oscila en el 23%. Según datos de Bloomberg Economics, si este país cerrara la brecha laboral entre hombres y mujeres, su PIB podría incrementar por más de 30% en las próximas tres décadas.
De igual forma, es importante resaltar que el gobierno de la India, desde el 2014, ha quintuplicado su inversión de capital en la construcción de autopistas, puertos, aeropuertos, estaciones de tren, calles, entre otros proyectos de infraestructura, que han impulsado aún más el crecimiento económico. Todo esto son razones de sobra para que Washington ponga sus ojos sobre India, como próximo impulsor de crecimiento económico mundial y, por lo tanto, como un potencial socio comercial a largo plazo. Sin embargo, existen otras razones geopolíticas que explican el acercamiento de Washington con Nueva Delhi.
India se ha caracterizado por asumir una postura internacional que le permite tener relaciones cercanas con Rusia y Estados Unidos, y cordiales con China. Desde hace más de dos años hay tensiones militares entre Beijing y Nueva Delhi por una disputa limítrofe en las Himalayas. Esto como consecuencia de que, en mayo del 2020, el gobierno de la India descubrió que fuerzas militares de Beijing habían, de manera cautelosa, ocupado cientos de kilómetros cuadrados en la región limítrofe de Ladakh. Esto derivó a enfrentamientos militares entre ambos países y en la muerte de combatientes chinos por primera vez desde hace cuatro décadas. Estos enfrentamientos han hecho que India cuestione la política expansionista por parte de Beijing en Asia-Pacífico, y ha acercado a Modi y a Biden. Hoy en día, India hace más ejercicios militares con Estados Unidos.
Ahora, la India no ha renunciado a su autonomía estratégica, y ha impuesto ciertos límites en su relación con Estados Unidos. India mantiene lazos importantes con Rusia en temas de seguridad y energía, y aún no ha rechazado la invasión de Moscú a Kiev. De esta manera, los acercamientos entre Washington y Nueva Delhi responden a intereses comunes entre las dos naciones, sin que la segunda pierda su autonomía o busque alinearse geopolíticamente con la primera. Lo que queda claro es que la reunión entre Biden y Modi buscó solidificar una relación que será fundamental para el balance de poder geopolítico en Asia-Pacífico.