En el prólogo de Nexus, 2024, último libro de Yuval Noah Harari, que es una prolongación de Sapiens / De animales a dioses, Homo Deus / Breve historia del mañana y 21 lecciones para el siglo XXI, él hace muchas preguntas que incitan a seguir leyendo sin detenerse hasta su final en la página 467, donde termina advirtiendo sobre la inteligencia ajena [IA] después de un largo, interesante y aterrador recorrido por la historia de las redes de información a base de creencias intersubjetivas y rígidas, para imponer el orden y no anunciar verdades objetivas.
“Si los sapiens somos tan sabios, ¿por qué somos tan autodestructivos?”, pregunta Harari al inicio y sigue a continuación: “¿Quiénes somos? ¿a qué debemos aspirar? ¿qué es una buena vida? ¿y cómo deberíamos vivirla?” (p. 11). “Así, pues, ¿qué debemos hacer?” (p. 13). “Pero, ¿por qué elegirían las sociedades humanas encomendar el poder a sus peores representantes?” (p. 14); y por supuesto los ejemplos abundan por todas las épocas en todas partes, pero siempre hay quienes los apoyan aunque los consideren malos e incluso habrá quienes creen que son buenos.
Más adelante pregunta Harari si será que: “¿Podemos confiar en los algoritmos informáticos para tomar decisiones sensatas y construir un mundo mejor?” (p. 23) “¿Cómo pueden las democracias mantener un debate público sobre cualquier asunto -ya sea sobre economía o sobre cuestiones de género- cuando ya no podemos saber si estamos hablando con otro humano o con un chabot disfrazado de humano?” (p. 32). Y Harari concluye su prólogo informándonos que “debemos empezar con una pregunta que puede parecer simple: ¿qué es la información?” (p. 33).
La información, como pertinentemente señala Harari, es cada vez más considerada por más intelectuales como “la pieza más básica de la realidad” (p. 37) y que es una realidad universal, pero que no lo es su representación (p. 41) porque “verdad y realidad son cosas diferentes” y esta contiene muchos puntos de vista (p. 42) e incluye hechos subjetivos (p. 43) pero que ni siquiera los relatos más veraces pueden representarla en su totalidad (p. 44). Basta con recordar el mapa a escala uno a uno del que escribió Jorge Luis Borges en su cuento “Del rigor a la ciencia”, 1946.
Harari advierte que el conocimiento de la historia puede ser útil para una visión más amplia de los acontecimientos y que “a menudo las prioridades están moldeadas por nuestro conocimiento de la historia.” Recuerda que la imprenta condujo a la revolución científica, la prensa a la democracia moderna, y que lo mismo se ha dicho que ocurrirá con la IA (p. 459). Pero “La información no es la verdad”, su tarea es conectar personas y no presentarles hechos, y lo habitual de las redes de información es privilegiar el orden no difundir la verdad (p. 462).
Infórmese, leyendo este libro de Yuval Noah Harari, de que: “Las IA [son muchas] son capaces de promover cosmovisiones distorsionadas, permitir flagrantes abusos de poder e instigar nuevas y terribles cacerías de brujas.” (p. 463). Y advierte que: “Las decisiones que tomemos en los próximos años determinarán si convocar a esta inteligencia ajena ha sido un error terminal o el inicio de un nuevo y esperanzador capítulo en la evolución de la vida”. (p. 467).