En reciente entrevista, el alcalde Eder dio la buena y plausible noticia de que su administración estaba estudiando la forma de financiar un ambicioso plan para actualizar la infraestructura vial de Cali. Las últimas mejoras a la malla vial construida en los años sesenta se hicieron a fines del siglo pasado. Hoy es determinante para la movilidad de los caleños que se haga una inversión seria en la actualización de nuestra infraestructura vial, enormemente rezagadas ante las nuevas necesidades de la ciudad. Lo importante ahora es que estas obras se planeen y adelanten con la celeridad y el rigor técnico y jurídico que su importancia para la ciudad impone.

Como los recursos son limitados, la selección y planificación de las obras a desarrollar debe ser muy cuidadosa. El paquete de obras a ejecutar debe ser completo y no puede dejar por fuera obras que son cruciales para la movilidad de los caleños. Caso en punto, por ejemplo, es el puente que se requiere en la intersección de la Calle 5ª con la Carrera 80, en la esquina del Hospital Siquiátrico. Se suponía que ese puente lo iba a construir el MÍO, pero como el MÍO nunca lo hizo y hoy está boqueando, lo claro es que nunca lo construirá y que el taco será cada día peor. Por su importancia, esta obra debe estar entre las primeras en la lista por ejecutar

Otro ejemplo de obras que son altamente necesarias es la solución a desnivel que se le debe dar a la intersección de la Calle 25 con la Avenida 2ª, frente a la Clínica de los Remedios. Esta avenida recoge el tráfico que ingresa a Cali por la Carrera 1ª y el que viene del Sur por la Calle 26, mientras que la 25 mueve gran tráfico de Norte a Sur, lo que genera una gran congestión. El puente de la Calle 25 sobre la Avenida 2ª brindaría un gran alivio con una inversión muy razonable. Es absolutamente claro que el tráfico fluye mejor en una intersección a desnivel que en una a nivel, y no hay duda de que la movilidad mejoraría enormemente en Cali con la construcción de puentes en diez o quince intersecciones claves de la ciudad, como las dos aquí señaladas.

Algunas obras que han mencionado los medios de comunicación entre los posibles proyectos a ejecutar son también de gran valor para mejorar la movilidad de la ciudad. De gran importancia entre ellas es la prolongación de la Avenida Circunvalar hasta la Calle 122, atravesando Polvorines, que ayudaría enormemente a descongestionar el Sur. Como también son importantes la doble calzada de la Avenida Cañas Gordas, y, como siempre, el puente de Chipichape.

Entre las obras que se mencionan, hay, sin embargo, un par de confites envenenados. Tanto la así llamada ‘alameda de la Avenida Roosevelt’, como la supuesta ‘recuperación de la Avenida Sexta’, lejos de contribuir a mejorar la movilidad, la deterioran. Y su costo con seguridad rondará el vecindario de los doscientos mil millones. Estas herencias de Ospina deben ser estudiadas con atención porque esta es mucha plata para tanto daño.

Finalmente, no sobra señalar que la recuperación y mantenimiento de la malla vial existente es y sigue siendo una prioridad. Una humilde sugerencia que hago es que dejen de gastar las toneladas de cemento que están gastando en los miles de policías acostados que están construyendo en todas las vías para bloquear la movilidad, y, en vez, las destinen a tapar los millones de huecos que aún engalanan nuestras calles.