Cuando escuché afirmar a la vicepresidenta Francia Márquez que el sistema de salud y los médicos de Cuba eran excelentes y, se deduce, mucho mejores que sus similares de Colombia, me comuniqué de inmediato con un amigo de toda la vida, excelente profesional de la medicina con trayectoria académica muy extensa en Colombia y en varios países de América.
Mi amigo me respondió que la medicina en Cuba había logrado importantes avances en atención primaria. Yo le pregunté que un médico cubano cómo se desempeñaría en los hospitales de alta complejidad como los que existen en varias ciudades de nuestro país. “Se perdería, no sabría qué hacer”, me contestó.
Es válido preguntarse entonces por qué razón funcionarios de tan alta dignidad como la vicepresidenta Márquez muestran tanto desenfoque en sus afirmaciones. Este parece ser el mal del actual gobierno: el desenfoque. El propio presidente Petro ha regado por todo el país argumentos invertebrados, afirmaciones que hoy se hacen y mañana se niegan o se ignoran.
Las autopistas de última generación fueron objeto de anatema hace apenas algunas semanas. Y tras el enorme derrumbe de la carretera Panamericana en Rosas, nuestra primera autoridad habló de reparaciones instantáneas, de compras de predios de área generosa y de una nueva súper carretera para unir el occidente y el sur del país…
Después de seis meses en el cargo el presidente Petro debería tener en claro que una cosa es estar en campaña y otra estar en el ejercicio del poder; que una cosa es mandar y otra cosa es gobernar. Muchas circunstancias de tiempo, modo y lugar están mostrando graves desenfoques en el gobierno.
¿Por qué los asesores del Presidente no le hicieron notar la cruel paradoja de escoger el día de San Valentín (jornada de buena onda y de afectos generalizados) para lanzar un furibundo discurso de radicalización y de polarización como pocas veces se han visto salir de la boca de un presidente colombiano? ¿Es que Petro y sus asesores no saben que vivimos en un mundo mediático, híper comunicado y sensible en exceso?
Es que el desenfoque es también geográfico. No estamos en Cuba o Venezuela y mucho menos en Nicaragua. Nuestro país es una democracia de dos siglos de antigüedad con muchos defectos, es cierto, pero no vivimos en una ‘policrisis’ como nos definió recientemente la vicepresidenta de Colombia. Y a propósito de Nicaragua estamos esperando el pronunciamiento de nuestras autoridades sobre las groseras violaciones de derechos humanos que se están presentando en ese país.
También anda desenfocada la presentadora de un canal argentino de televisión que nos encasilló hace poco junto con Venezuela y Cuba en la lista de los países que no creen en la propiedad privada. El presidente Petro juró el 7 de agosto de 2022 cumplir bien y fielmente la Constitución y las leyes, y en nuestro ordenamiento se garantiza con toda claridad el ejercicio del derecho de propiedad.
Ojalá en las relaciones internacionales de nuestro país se pierda el desenfoque que ha llevado en solo seis meses a situaciones tensas con Guatemala y Perú.
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Posdata: Cali y su zona de influencia la tienen clara. Nuestro plan de comunicación terrestre es el tren de cercanías y su articulación con el MÍO. Que se lleven el metro subterráneo para otra parte, porque aquí la tenemos clara.