Hay dos gobernantes con los cuales se puede estar de acuerdo o no, pero que merecen respeto por la titánica labor que desempeñan. En primer término, nos referimos al líder chino Xi Jinping, quien cada mañana se enfrenta a la durísima labor de asegurar alimentación, energía, salubridad y empleo para 1400 millones de personas. De igual manera India con sus 1300 millones de habitantes exige una gran dedicación del líder Narendra Modi para suministrar lo esencial en un país con una diversidad étnica y cultural enorme.
¿A qué viene la mención de estos dos gigantes asiáticos? Estamos absolutamente seguros de que a China e India les importan un comino las bravatas ecológicas de la ministra colombiana Irene Vélez. China sigue comprando carbón y petróleo a quién se lo venda, además de proseguir con su minería en gran escala. India aprovecha hoy la sobreoferta de hidrocarburos rusos, consiguiendo combustibles fósiles en muy buenas condiciones.
Para incrementar la jaqueca de nuestra ministra de Minas las autoridades alemanas regresaron a la explotación de minas de carbón, pues como ella debería saberlo, la energía más costosa es la que no se tiene. Otros países europeos que habían cedido a la presión de los fanáticos ecologistas, han comenzado a reactivar plantas nucleares. Noruega, por su parte, alienta de manera sostenida la producción de petróleo y gas.
Acaba de pasar el mayor espectáculo deportivo del mundo, la copa Fifa de fútbol, realizada con gran esplendor por un pequeño país del Golfo que a la vez es un gigante en la producción de gas natural licuado. Ya se encuentran en nuestro país inversionistas provenientes de esa zona del mundo, cuya riqueza se deriva como todos sabemos del petróleo.
Solamente hay dos clases de países: los que disponen de abundantes recursos energéticos y los que no. Por obra y gracia de la naturaleza Colombia pertenece a la primera categoría. Va una anécdota: en cierta ocasión me entreviste en Houston con el ejecutivo de una multinacional petrolera. El funcionario sabía que yo era de Colombia y me mostró un mapa del país. “Todo lo que ve sombrado es petróleo”. Allí estaban el piedemonte llanero, la zona del Putumayo, Norte de Santander y todo el valle del río Magdalena.
Pero el petróleo y los hidrocarburos hay que explorarlos antes de explotarlos. Anunciar al mundo que Colombia no otorgará más contratos de exploración es, como ha dicho el expresidente Duque, “un suicidio económico y social”. En el estado actual de nuestra civilización se necesitará de energía fósil por varias décadas más. En un ejemplo de acabada contundencia, Francisco José Lloreda puso de presente que si a un tendero se le permite vender sus existencias, pero se le impide que las renueve, sencillamente se está matando el emprendimiento.
Desde luego que a nivel global existe seria preocupación por el traslado hacia un mundo no carbonizado. Pero esa transferencia de fuentes de energía tiene que ser lenta y progresiva para no causar los enormes daños que se prevén de seguir a rajatabla los consejos tóxicos de la ministra Vélez.
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Posdata: Lo que más sorprende es saber que nuestra Shakira tiene un coeficiente de inteligencia sobresaliente y que habla seis idiomas. ¿Por qué razón se embarcó la cantante en el catálogo de antivalores contenido en su última canción?