Las últimas semanas han sido de extrema dificultad para el Gobierno. Las propuestas improvisadas, que además no dan reales soluciones a los problemas, sumadas a los malos pasos y declaraciones infortunadas de parientes y funcionarios, han minado su favorabilidad. Las dificultades empezaron con las declaraciones en San Vicente del Caguán, pues a pesar de la comisión de varios delitos como secuestro, homicidio, concierto para delinquir y daño en bien ajeno, por mencionar solo algunos, el Gobierno lo llamó “cerco humanitario”.

La sensación es que no hay Estado y que la Fuerza Pública no puede actuar en la defensa de la vida y bienes de los colombianos. Después, la primera nuera resolvió sacar los trapos al sol del primer hijo. Una pelea novelesca, que no debería trascender de lo privado. No obstante, cuando se está en la política con la familia, es muy difícil desligarse de lo que hagan los parientes, especialmente si participaron en la campaña o participan activamente en política.

Para completar el cuadro, la Vicepresidenta terminó dando unas declaraciones sobre el uso de un bien del Estado que no le quedan a su dignidad. Sea o no reprochable el uso del bien, la opinión pública se ofuscó más por la respuesta y su tono y el hecho de que ella es la primera ministra de la Igualdad. Como dirían en la antigüedad: “La mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo”. Por si todo esto fuera poco, el Gobierno continúa con el caprichoso camino a la paz total, iniciativa que se dirige sobre todo a narcotraficantes, y es más de impunidad y blanqueo de capitales que de sometimiento a la Justicia.

Así es difícil construir país, pues el mensaje es que el crimen paga y la falta de justicia genera más violencia. Igualmente, la comunidad internacional no mirará con buenos ojos esta iniciativa que generará más narcotráfico y les permitirá a los delincuentes retener parte de sus ganancias. Para los inversionistas, todos estos acontecimientos, sumados a algunos trinos del Jefe de Estado y de sus ministros, no favorecen el ambiente para los negocios.

La inflación sigue rampante y la devaluación no cede. El crecimiento del PIB para el año 2023, será alrededor del 1%, insuficiente para generar crecimiento sostenido a largo plazo. Lo claro es que se están deteriorando las condiciones de seguridad física y jurídica, indispensables para la creación de empresa y empleo.

La reforma laboral, tal cual está concebida, engendrará un mercado laboral aún más inflexible e informal. La reforma a la salud destruye el modelo que nos sacó al otro lado durante la pandemia. Como siempre, no es el qué sino el cómo. Alguna vez me dijo Walter Isaacson, autor de las biografías de Steve Jobs y Leonardo da Vinci, cuando le pregunté cómo un país subdesarrollado se puede volver desarrollado: “Hacer lo que los países desarrollados hicieron cuando eran subdesarrollados”. El Gobierno, debido a este deterioro de imagen y gobernabilidad, la tendrá difícil para hacer su parecer, sin concertar. Por eso, esperemos que las reformas propuestas se puedan discutir y ajustar en el mejor interés de todos los colombianos.