A pesar de los fuertes movimientos de la economía en Colombia y a nivel mundial, la dinámica empresarial mantiene un buen ritmo. En lo corrido de 2022 se han creado más de 256 mil empresas según la información del Registro Único Empresarial y Social – Rues. Adicionalmente, un estudio sobre movilidad empresarial del cual nos ocupamos en una pasada edición, muestra que 15% de las MiPymes en Colombia, incrementaron su tamaño medido por sus activos, en un periodo de 8 años.
Para continuar esa tendencia positiva, es necesario que las empresas incluyan en su ADN procesos orientados a la sostenibilidad, tema esencial hoy en día, más en un entorno cambiante y retador.
Cada vez más países exigen que los productos o servicios en sus mercados, cuenten con sellos o certificaciones que legitimen su origen o validen su comportamiento. Las medidas también responden a los patrones de consumo. El Global Consumer Study, realizado a 9 mil consumidores en 28 países, muestra por ejemplo como los consumidores están buscando productos o servicios más sostenibles.
En línea con esta dinámica y con la necesidad de acoger nuevas prácticas que se adecúen al desarrollo sostenible, surgen en Colombia las Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo – BIC, empresas comerciales de todos los sectores y tamaños que, como parte de su modelo de negocio, generan un triple impacto: social, ambiental y económico.
Ser una Sociedad BIC tiene sus réditos. Además de lograr cambios importantes en el modelo de negocio y establecer pautas clave en materia de gobierno corporativo, las empresas implementan prácticas laborales, ambientales y con la comunidad, que les permiten generar un verdadero valor agregado, contribuyendo al beneficio económico, social y ambiental de la empresa y sus grupos de interés. Si una empresa cumple estos parámetros y está interesada en convertirse en una Sociedad BIC, deberá añadir las actividades específicas en su objeto social y en su nombre las siglas BIC, y por supuesto comprometerse a ejercer las actividades propias de impacto social mencionadas.
En tres años desde que se dio vida a las Sociedades BIC, más de 2 mil empresas se han sumado a esta iniciativa. Lo más importante es ver cómo cada una de ellas ha logrado impactar positivamente sus negocios y generar valor agregado. Un 82% por ejemplo está celebrando contratos con mujeres y pequeños productores, 17% implementa prácticas de comercio justo, 12% promueve la inclusión de minorías en juntas directivas y asambleas, 35% tiene prácticas de equidad salarial y 34% busca un mayor bienestar para los trabajadores, mientras que 31% genera opciones de trabajo con comunidades vulnerables.
Estas buenas prácticas al final tienen múltiples beneficios para las empresas que deciden asumirlo: mejoran su reputación, obtienen más oportunidades de inversión, atraen el talento humano, establecen lazos para fidelizar a sus clientes y proveedores, además de acceder a algunos beneficios tributarios. Adicionalmente las empresas BIC, promueven soluciones a la realidad de su actividad empresarial con las comunidades y el medio ambiente, logrando incluso crear redes que persiguen propósitos similares, generando un mayor impacto.