El crecimiento positivo de las empresas más grandes del país, reportado en el informe de Mil Empresas de la Superintendencia de Sociedades con información financiera de 2021, nos permite ver un panorama bastante alentador.
Las grandes empresas siguen consolidándose para bien del país. Nuestro tejido empresarial, donde la gran base de las empresas formales está conformada por micro, pequeñas y medianas empresas (64%), se beneficia porque las empresas mayores hacen parte de los 114 clúster que existen en Colombia, donde conviven con empresas medianas pequeñas y micros y son verdaderas locomotoras que jalonan a las demás logrando impactar su productividad y competitividad.
Las Cámaras de Comercio han venido liderando la estrategia clúster en el país y acciones de alto impacto, mas de 650.000 en el último año, constituyéndose en la principal red de apoyo empresarial con presencia en todas las regiones de Colombia.
Por esto, estamos convencidos que es necesario desarrollar políticas públicas que fortalezcan el aparato productivo, con el ánimo de continuar generando bienestar para los colombianos. Para impulsar estas iniciativas, las Cámaras de Comercio, con el liderazgo de Confecámaras, en un profundo trabajo colectivo, han estructurado 27 propuestas para avanzar en forma determinante en aspectos como la formalización de 300 mil unidades productivas, la creación de 400 mil nuevos empleos para los jóvenes, un incremento de $2,3 billones en el valor de los nuevos productos y servicios con base en investigación, desarrollo e innovación, así como incrementar los ingresos por concepto de Inversión Extranjera Directa en US$ 1.000 millones adicionales.
Las propuestas están planteadas en seis ejes estratégicos: emprendimiento y formalización, productividad y capital humano, innovación y sofisticación, acceso a mercados, equidad de género y articulación institucional para la competitividad.
Me referiré a aquellas que están atadas a la tecnología. De vital importancia buscar incentivos para la formalidad digital, con una adecuación normativa enfocada en proteger los intereses de los consumidores y velar por la equidad en las negociaciones entre comercializadores y clientes.
Es necesario promover estrategias de financiación para emprendimientos en etapa temprana a través de fuentes alternativas como crédito digital, transformación tecnológica, crowdfunding y factoring y creación de productos respaldados por fondos de garantías para crédito y uso de garantías mobiliarias.
Necesitamos propiciar la adopción de tecnologías digitales para la productividad e incorporar a más Mipymes al uso de servicios tecnológicos, con asistencia técnica en transformación digital y recursos de cofinanciación. Y no menos importante, fortalecer el desarrollo empresarial rural, facilitando a los productores el acceso a tecnologías e insumos apropiados para su actividad, así como para comercializar sus productos con la consolidación de redes de proveeduría con empresas ancla.
Con esta primera tanda de propuestas buscamos hacer aporte al desarrollo productivo regional y la consolidación de iniciativas exitosas de manera que logremos mantener la senda de recuperación económica. Por razones de espacio trataré en futuras columnas otros ‘nuevos caminos’.