La persona profundamente deprimida por regla general carece de la energía suficiente para quitarse la vida, pero la desesperación de la angustia la vuelve irracional. En este caso el acto suicida busca aliviar de cualquier manera, rápida y efectiva, una sintomatología tan cruel como inaguantable.
Por lo anterior, y como medida de emergencia, es mandatorio tratar primero la angustia y luego atender la depresión subyacente.
Pero no es, solamente, a través de la medida desesperada del suicidio como la angustia puede tener consecuencias letales. Los estados recurrentes de angustia son factores demoledores para el equilibrio emocional y la salud física de las personas. La angustia crónica mata por su efecto destructivo sobre el organismo en general y por sus efectos sobre el corazón en particular.
Hace unos años resumí en este mismo espacio y bajo el título “La estocada de la angustia”, los resultados de un importante estudio (1) sobre las causas de mortalidad. Esta investigación realizada por científicos de la Universidad de Tilburg en Holanda se publicó en el 2009. El estudio que incluyó a 5073 mujeres holandesas en buen estado de salud entre los 46 y los 54 años muestra sin lugar a dudas el efecto mortal de la angustia.
Al término del seguimiento de 10 años se encontró que el 2.2 % de ellas (114) había muerto a causa de cáncer o enfermedades cardiovasculares. El bajo nivel educativo, el fumar cigarrillo y la soledad eran factores estrechamente relacionados con la mortalidad. Pero haciendo un ajuste estadístico al respecto de estas variables, se encontró que la angustia estaba asociada a un 77 % de incremento en el riesgo de mortalidad, particularmente para aquellas mujeres que sufrían enfermedades cardiovasculares.
Por lo anterior es indispensable que cada cual:
*Haga conciencia al respecto de la importancia de combatir la angustia.
*Hable con franqueza de aquellos temas que le incomodan, pues no hay justificación para decir “Yo no quiero hablar de ese tema” y asumir que por no tocarlo va a desaparecer. Sabemos que en la medida en que se da un paso para superar el miedo, el próximo paso para combatirlo será más fácil. Además, las fobias (miedos absurdos) sólo se disminuyen cuando se las enfrenta.
*Saque del baúl los asuntos “pendientes”, pues guardados se crecen en el silencio, el aislamiento y la inacción. Si la persona es capaz de aceptar sus errores y salir a defender sus derechos, cada vez se sentirá más afirmada y segura de sí misma.
*Entender que un reclamo, así sea furioso, no es un acto agresivo.
Las posturas de sufrimiento y sumisión debilitan las defensas inmunitarias que son muy sensibles a la frustración, la rabia impotente y la angustia. El miedo se supera hablando de lo que se teme discutir, enfrentando a los tiranos y mirándolos a la cara. No huyendo de ellos.
(1) Denollet J. et al Anxiety predicted premature all-cause and cardiovascular death in a 10-year follow-up of middle-aged women. J. Clin. Epidemiol. 2009; 62: 452-456.