Esta semana se inauguró una nueva edición de la Bienal Internacional de Arte de Venecia, con más pabellones nacionales que nunca y con una ausencia tan inexplicable como recurrente: la de Colombia. Y digo inexplicable porque nuestro país figura entre los poquísimos que no han tenido nunca un pabellón en la cita del arte contemporáneo más antigua y más prestigiosa del mundo. Uruguay tiene el suyo desde los años 30, Brasil y Venezuela desde los años 50 - igualmente del siglo pasado- y los tres en los Giardini, la sede histórica de la bienal, los jardines donde se inauguró en 1895.
A partir de los años 80 del siglo pasado, y coincidiendo con el fenómeno planetario de la globalización, el resto de los países de nuestra América compitieron entre sí por tener su propio pabellón. Como ya el espacio de los Giardini se había agotado (el último pabellón nacional que se construyó allí fue el de Corea del Sur), optaron por alquilar palacetes en la ciudad. Así hicieron uno tras otro los países grandes, la Argentina y México, y los medianos, Chile y Bolivia, y también los pequeños: Cuba, Guatemala y Panamá.
En esta bienal hay incluso una sorprendente novedad en este punto: Bolivia está en los Giardini, por efecto de las actuales tensiones geopolíticas. Debido a su invasión de Ucrania a Rusia se le impidió usar su pabellón en la pasada edición de la bienal por lo que en esta edición cedió su enorme, su palaciego pabellón, a la República Boliviana. Otro hecho insólito: debido igualmente a dichas tensiones, lo ha protagonizado el pabellón de Israel.
Tanto la artista elegida para exponer en él, al igual que su curador, decidieron poner un cartel en la vitrina de la fachada, informando que no abrirán el pabellón hasta cuando haya un alto el fuego en Palestina y una liberación negociada de los rehenes. Pero volviendo sobre Colombia, me resulta inexplicable que nunca haya tenido un pabellón nacional en el siglo largo de vida de la bienal. No acabo el porqué de esta empecinada abstención. No puede ser por plata, porque Guatemala y Bolivia se lo han permitido y son más pobres que nosotros. ¿Por la violencia? No ha faltado ni falta en este continente.
En fin, no logro entenderlo. Menos mal que este año, y gracias al director artístico, el brasileño Adriano Pedrosa, figuran en la gran exposición del Arsenal trece artistas nuestros, la más numerosa representación que jamás hayamos tenido.