Desde la transmisión oral, pasando por la invención del papel y la escritura, la imprenta y luego la radio, el telégrafo y la televisión, siempre se tuvo la ilusión que entre más fácil acceso a la información, más nos íbamos a acercar a la verdad.

Nada más lejos de la verdad.

Internet sí que subió las expectativas. Con un pequeño aparato accesible a todo el mundo (hay 8,5 billones de celulares para 8 billones de humanos), al tener disponible toda la información que se ha generado a través de la historia, íbamos a encontrar comunidad de propósitos.

Pero resulta que son las fantasías lo que más fácilmente se ha diseminado a través de la historia y según Harari, es precisamente esa capacidad para inventar historias la que nos ha permitido ser la especie dominante en el planeta. Entre más fantasiosa, más fácil se disemina, lo que permite la colaboración de millones logrando avances, que grupos pequeños no serían nunca capaces de llevar a cabo.

Las cuatro fantasías más efectivas han sido las religiones, las naciones, el dinero y las corporaciones. Son producto de la imaginación y sería imposible hacérselas creer a otra especie. A un inteligente delfín no se lo podría convencer de inmolarse porque va a ir al cielo acuático donde lo esperan 99 delfinas vírgenes. A un avispado elefante no se le podría decir que pare su migración porque va a cruzar una frontera. Ningún chimpancé cambiaría un banano por un billete de 100 dólares. Y ninguna hormiga llevaría hojas a otro hormiguero que pertenezca a la misma corporación.

Pero los humanos sí nos creemos esos cuentos y gracias a eso hemos podido cooperar en grandes números y dominar el planeta.

Eso lo saben muy bien quienes logran diseminar historias sencillas que la gente quiere oír aunque nada tengan que ver con la verdad, que es elaborada y difícil de entender. Por eso las mentiras simples y bien empacadas tienen tanto éxito y su diseminación por redes sociales es tan rápida.

El fácil acceso a la información ha sido mucho más efectivo para diseminar mentiras y crear tribus enfrentadas que para conocer la verdad y promover el bienestar.

Hemos logrado acumular gran poder, pero no gran sabiduría y si no logramos un equilibrio entre la libertad para acceder a información y la dispendiosa búsqueda de la verdad, tendremos que sufrir cada vez más conflictos.