Fuentes confiables han comentado cómo fue el análisis del presidente Petro sobre su viaje a la Antártida, región en la que Colombia ha adelantado misión científica a través de la Armada. A continuación, la recreación del diálogo:
Petro: Dígame, Almirante, ¿por qué su insistencia en que yo, un líder requerido por todas las naciones del planeta, deba ir a semejante lejura, donde no hay fotógrafos, ni condecoraciones, ni una vida nocturna interesante? Explíqueme, Comodoro, digo, Almirante.
Almirante: Señor presidente, pido permiso para responder.
Petro: ¡Dele!
Almirante: El estudio de la Antártida nos enseña sobre la historia de la tierra e incluso sobre posibles formas de vida en otros planetas. ¿Usted sabía que dos terceras partes del agua dulce del mundo se encuentran allí en forma de hielo? Si ese hielo se derritiera, podríamos suministrar agua a todas las ciudades de la tierra por miles de años.
Petro: ¿Los gringos y los judíos vendrían de rodillas a implorarme agua a mí? ¡Eso me suena!
Almirante: No tanto, presidente, porque no somos los dueños de la Antártida, pero allá podremos aprender mucho del intercambio científico que están adelantando.
Petro: Entonces, ¿hay multitudes de personas allá? ¡Así sí me interesa!
Almirante: No, señor, en esas temperaturas no hay ciudades, solo estudios y vida natural.
Petro: ¿Me propone que vaya a un sitio como la canción “ya no vive nadie en ella”? Están locos. ¡Y por ver animales, ya con mis ministros tengo!
Almirante: Presidente, allí no hay ministros, sino pinnípedos, tardígrados y pingüinos.
Petro: Hábleme claro, yo sé de todo, pero es que usted no pronuncia bien. Le entiendo más a Angelino Garzón. Tardígrados son muchos de mis funcionarios que se demoran en desarrollar lo que yo tengo en mente.
Almirante: Presidente, tardígrados son unos invertebrados microscópicos, también llamados osos de agua.
Petro: ¿Para qué más osos que los que nosotros hacemos cada semana? En esta perdimos la sede de los Panamericanos, me renunció el de Planeación y Leyva va de mal en peor, parece un pingüino.
Almirante: Es cierto, Presidente, pero los de la Antártida son más derechos, más rectos. Hay lobos de mar.
Petro: Pero yo tuve un zorro de ministro encargado. ¿Le parece poco? Ese paisaje deshabitado no me convence.
Almirante: Presidente, no nos abandone. Hay riqueza en el agua. Mucho Krill.
Petro: ¿Cómo así? ¿Hay grill en la Antártida? Ha debido empezar por allí. ¿Qué géneros? ¿Me puedo disfrazar?
Almirante: Grill no, presidente. Krill. Es un pequeño crustáceo que sirve de base a la alimentación de muchas especies. Hay cavernas que conservan especies increíbles. ¿Cómo llegaron allí? Parece que fue una alga transportada desde aguas abiertas hasta las profundidades.
Petro: ¿Nalgas en las profundidades? Maravilloso tema.
Almirante: No, presidente, Algas. Solo algas que llegaron en los veranos. En los inviernos las noches duran seis meses.
Petro: ¿Noches de seis meses en un continente donde no hay reporteros? ¡Eso es un paraíso, Almirante!
Almirante: Otra cosa positiva, presidente, es que cuando esté dando sus discursos, no tendrá contradictores. ¡Nadie lo interrumpirá!
Petro: No se las tire de vivo, oficial. No tendré contradictores porque no tendré espectadores, solo miles de pingüinos o lobos marinos como Sandra Lobo, la viuda de Tirofijo o mamíferos pesados con el cuerpo de Timochenko.
Almirante: Presidente, no se arrepentirá, las auroras son inolvidables, no hay mejor cielo.
Petro: Carajo no insista con ese viaje. Ya bastante Aurora tengo con la ministra de Educación a la que regaño cada mes que la veo, y menos Cielo, pues la que llevé a la Superintendencia de Industria y Comercio tiene a los empresarios en contra. ¡Mejor voy a Noruega a lagartearme el Nobel!