Con la COP16 llegan a nuestra ciudad nuevas conversaciones que antes no eran parte de nuestra agenda, y una gran oportunidad para definir el futuro de Cali y el Valle del Cauca en los próximos años. En ellas se resaltará el rol del sector privado, pero ¿Cómo realmente lograr que las empresas asuman un papel activo en la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales? La respuesta parece estar en la meta de financiamiento 30x30; iniciativa que podría transformar la manera en que cuidamos nuestro entorno y cómo las empresas pueden encontrar nuevas oportunidades de negocio.

La meta 30x30 busca proteger al menos el 30% de las áreas terrestres y marinas para 2030, y así enfrentar la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. Sin embargo, esta meta advierte tres retos principales. (1) aumentar la inversión en conservación y movilizar recursos de gobiernos, organismos internacionales y el sector privado para asegurar la creación de nuevas áreas protegidas como para la gestión efectiva de las existentes. (2) Aunque algunos países avanzan en sus compromisos, otros carecen de los recursos o la voluntad política para implementar medidas efectivas. (3) Es esencial que las comunidades locales que dependen de los territorios propuestos para protección no sean desplazadas o marginadas. La inclusión de sus voces y una solución integral es parte del desafío, midiendo las consecuencias sobre los intereses generales y los aprendizajes de otras medidas similares.

El camino hacia la financiación de la biodiversidad presenta retos significativos: escasez de recursos, dependencia de fuentes tradicionales de financiamiento, falta de capacidades para gestionar proyectos, incertidumbre en políticas ambientales y desconexión entre actores clave. Sin embargo, cada uno de estos puede convertirse en una oportunidad mediante un enfoque colaborativo que involucre a todos los actores del sector público y el sector privado. Al trabajar juntos, generamos soluciones innovadoras que aseguren un flujo constante de financiamiento para iniciativas de conservación.

En ese sentido, América Latina tiene una gran responsabilidad. Posee la mayor cantidad de activos ambientales por conservar, y nuestra región aún más por hacer parte del Chocó biogeográfico. Es nuestra obligación asumir la responsabilidad como tarea prioritaria de la delimitación de estas áreas protegidas, y para ello la concurrencia de actores se hace necesario. El sector privado puede desempeñar un papel clave en la valorización de los servicios ecosistémicos. Al implementar métricas efectivas, las empresas pueden demostrar el valor tangible de invertir en biodiversidad, lo que podría atraer nuevos flujos de capital. La economía circular, en crecimiento, también ofrece un marco para repensar procesos productivos, minimizando residuos y promoviendo la sostenibilidad como un principio central.

Es esencial que las empresas se integren en el diálogo que se está llevando a cabo en la COP16. La meta de financiamiento 30x30 representa una oportunidad para generar un impacto significativo en la protección de nuestros ecosistemas, un recurso vital para el medio ambiente y el bienestar de nuestras comunidades. Este es un llamado a la acción: trabajemos para que la conservación de la biodiversidad y el desarrollo económico puedan coexistir en armonía. A través de esta colaboración, podemos lograr la meta 30x30 y construir un futuro sostenible para todos. La hora de actuar es ya, y el camino hacia el éxito está en nuestra capacidad de trabajar juntos.