Desde el siete de agosto vengo como en varios ‘flashes’, recordando ideas que me hablan a mi interior sobre la valentía de los que nos dieron la independencia y viene de inmediato a mi memoria, el coronel Juan José Rondón a quien Bolívar le dice en un momento muy difícil de la batalla: “Coronel, salve usted la Patria”, era hijo de esclavos afroamericanos, se inició en el ejército realista, había cierta desconfianza por ello, pero a la orden, salieron de inmediato 14 lanceros de esos valientes llaneros junto con él y viendo que se necesitaba más ayuda; Bolívar le dice a dos soldados de infantería, Mojica y Carvajal: ¡Este es el momento de vencer o morir!
No puedo olvidar a dos personajes admirables por su honestidad y amor a la patria, que ayudaban a Bolívar con los caballos, niños de 11 años que sin estar directamente involucrados, hacían suyo el combate, y apenas terminada la Batalla, salieron persiguiendo a los realistas y se encontraron con algunos soldados que huían y sin reconocer su identidad les atajaron, en la acción hieren al Negro José y tres días más tarde muere, pero Pedro Pascasio Martínez, detuvo al general Barreiro y este tratándole de sobornar, no lo logra y se lo entrega a Bolívar. La historia nos cuenta, que murió a los 78 años en 1885, Pobre y abandonado.
Ya en el siguiente siglo, finalizando el anterior y dando comienzo al nuevo, tuvimos la experiencia de la guerra de los mil días, terminada esta confrontación, hacia el año 1922, el General Benjamín Herrera, después de haber perdido las elecciones, en la convención liberal, para evitar la prolongación de la guerra, y por encima de toda consideración de partido, la grandeza de su espíritu se refleja en su histórica expresión: La Patria por encima de los partidos”.
Y precisamente para aquellos que toman como bandera al libertador, volvamos a recordar su talante, grandeza y amor a la Patria por encima de los intereses personales, orgullo, arrogancia, soberbia y terquedad de personalidad enfermiza, que hace del uso del poder la complacencia de sus desórdenes interiores para no saber decir como Bolívar: “¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.”
El llamado es para todos, los de un lado u otro, para que salvemos nuestra Patria, ella es el valor primero, y está por encima de cualquier interés de persona o partido; no es el momento de validar la cultura de los likes, y de enfrentar a los mismos hermanos, a ver quién gana; es el momento de vencer nuestros egoísmos, pasiones, amarguras; es el momento de escuchar, comprender, perdonar; es el momento de restaurar la confianza, de aceptarnos como una gran familia y poner cada uno lo mejor que tiene para que haciendo el esfuerzo todos, saquemos adelante, lo que nuestras gentes hace 204 años están esperando y que por no saber morir, desapegarnos hemos querido mantener como privilegios, destruyendo la esperanza de nuestro pueblo. Parodiando al Libertador, seamos capaces de morir para que cesen las divisiones, se consolide la unión y renazca Colombia, con una nueva política, con nuevos políticos que entreguen su vida por la justicia, el derecho, la verdad y limpios de esa gangrena de la corrupción, recuperemos la dignidad de la vida y así, encontremos la paz total.