Hoy en día, el dilema de los gobernantes y por qué no decirlo, de la paz en el mundo, se encuentra en el siguiente dilema: “¿Qué decisión tomar: qué es más importante: cuidar a la gente, o que el sistema financiero no se detenga?”. En los momentos de crisis, y estamos no solo en Colombia, sino en el mundo entero, hay que tomar decisiones que ponen a prueba los principios y quedan expuestos todos los valores aquí se mide la inteligencia del ser humano y su talante, puesto que en una crisis todos nuestros funcionalismos se tambalean y entran a revisión y modificación todos nuestros roles y hábitos.
Pues una crisis, siempre exige que todos nos unamos, y que todo nuestro ser esté presente, no podemos ser tibios ni despreocupados cuando el problema marca la vida de todos. Invito a que pensemos en la parábola del Samaritano del Evangelio, para ello debemos dejar que nos golpee la realidad, para meterme en el sufrimiento del otro y así crear las condiciones para un mundo nuevo.
El economista chileno Manfred Max-Neef, quien siendo rector de la Universidad más importante de Chile, propuso para el grado de los estudiantes de las ramas de la economía, una experiencia como trabajo de grado en la cual viviendo en las condiciones de un ciudadano de las periferias, sin el apoyo de sus padres, sintiera en la piel de la gente del pueblo, que vive con un salario mínimo, entrando en contacto directo con el que sufre y se angustia así se metería en la piel del otro, del pueblo y cuando llegase al poder en cualquiera de los campos de la vida pública pensaría en mejorar la calidad de vida ciudadana, del que sufre, centrándose en lo esencial, de las necesidades humanas fundamentales; las cuales difieren de la típica comprensión de satisfacción de deseos y la acumulación de bienes materiales, las cuales compartimos todos, independientemente de la cultura, el entorno o las circunstancias individuales, estas son: que según Max Neef son nueve, y son: Subsistencia:es la base para sobrevivir y prosperar en la vida cotidiana.
Protección: implica la seguridad en el hogar, trabajo y comunidad. Afecto, son las relaciones interpersonales saludables y afectivas, esenciales para nuestro bienestar. Entendimiento, el conocimiento y la educación son claves. Participación: es clave para la identidad en un todo, en comunidad, esta va de la mano con lo que es la identidad, la cultura y lo que somos, esencial para la autoestima. E Ocio, la necesidad de actividades lúdicas y creativas que nutren nuestro espíritu. La autonomía, que es la libertad y capacidad para tomar decisiones sobre nuestra propia vida, esto no implica no estar limitados por coerciones externas. Creatividad, fomentarla para que nos podamos expresar y desarrollar a través de nuestra inventiva, en esto es valioso ser autónomo y tener pasión.
Como se puede observar, se debe promover un enfoque de sustentabilidad, conciencia ambiental y promoción de una vida más consciente, para ello hay que concentrarse en la reducción de un consumismo desenfrenado y la reevaluación de lo que necesitamos para vivir una vida plena.
En el libro, ‘Soñemos juntos’, del papa Francisco, al respecto de lo anterior, le escuchamos decir: “Es mejor una vida dedicada al servicio de los demás que una vida resistiéndose a ese llamado. Esto nos recuerda que la vida es un Don y que crecemos cuando nos damos a los demás, no se trata de preservarnos, sino de entregarnos a los demás. Qué señal tan opuesta al individualismo, a la obsesión por lo personal y a la falta de solidaridad que parece imponerse en nuestras sociedades más desarrolladas. Hemos descuidado y maltratado nuestros vínculos con nuestro Creador, con la creación y con las demás criaturas. La regeneración de la sociedad humana implica volver a respetar los límites, frenar la carrera por la riqueza y el poder, y cuidar de aquellos que viven en las periferias”.