No es cualquier encargo. Lo que el alcalde electo, Alejandro Eder, ha depositado en las manos de Diana Rojas, es de una extraordinaria importancia. Es, ni más ni menos, sacar adelante la tarea de construir una Visión Compartida para Cali, con un punto de llegada inicial (2036) a propósito de sus 500 años. Es una gran responsabilidad, porque se trata no solo de un diseño de futuro, sino que está implicada, íntegramente, la gestión de gobierno que inicia el próximo 1 de enero de 2024.
Hace bien la nueva administración en dar un lugar de gran importancia a esta necesidad de ponernos de acuerdo para trabajar y comprometernos colectivamente con un destino compartido. Se reconoce así la cruda realidad de una ciudad fracturada y polarizada que requiere superar sus divisiones para poder asumir su futuro.
No es la primera vez que se habla del tema. Ya de varios intentos anteriores, liderados por la Alcaldía y con acompañamiento del sector privado y la academia, han quedado documentos que se propusieron construir esa visión. Pero entonces la pregunta es: ¿Por qué no han tenido una apropiación colectiva? ¿Por qué no impactaron? ¿Qué se hizo mal y es bueno esta vez no repetir?
Uno de los atributos de esta construcción de futuro es una condición ineludible y se refiere a su naturaleza realmente participativa e incluyente, no para satisfacer las formas, sino para que los más diversos sectores estén seguros de que, junto a otros, están pudiendo decidir sobre los días del porvenir de esta ciudad.
Alejandro Eder ha señalado, acertadamente, elementos centrales de esta construcción. Ha dicho, por ejemplo, que no se trata de un trabajo meramente académico, o surgido de oficinas o grupos de expertos, sino de una conversación de toda la ciudad, en su amplia composición territorial, pero también social, política, ambiental y cultural. También le atribuye la necesidad de articularse a la construcción del Plan de Desarrollo Municipal, la elaboración del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT), así como de distintos Planes Maestros.
Es decir, la Cali del futuro, la Cali soñada, no es para después… Comienza aquí y ahora.
El llamado ‘estallido social’ puso en evidencia realidades antagónicas en esta ciudad que requieren ser conversadas, entendidas y reconciliadas. No tenemos que estar de acuerdo en todo, pero sí en asuntos fundamentales, lo cual implica pensar distinto para dar cabida a otras miradas y propuestas de ciudad, asumiendo que hay experiencias, prácticas y saberes que deben ser reconocidos e incorporados, especialmente desde los sectores sociales, populares y comunitarios.
Desde hace poco más de dos años, tengo el privilegio de hacer parte de un proceso colectivo que ha dado en llamarse “Visión Compartida: la Cali soñada en sus 500 años”. Allí concurren expresiones diversas que en lo esencial nos propusimos que esta aspiración fuera posible y para eso hemos establecido espacios de confianza e incidencia con diferentes sectores sociales, gremiales, empresariales, de la academia y otros, partiendo del respeto y reconocimiento a esas expresiones comprometidas con la ciudad.
Tengo claro, que, entre otras, esta es una interlocución a la que la nueva administración y la delegada para este tema, la doctora Diana Rojas, debe prestar atención.
Una reflexión que queremos poner al centro de la conversación se refiere a que se requiere de un extraordinario proceso de cambio, que compromete, por supuesto, a los gobernantes, pero debe movilizar al conjunto de la sociedad.
Estoy de acuerdo, con Alejandro Eder, cuando dice que no se trata de revivir a Cali como la Sucursal del Cielo. Ese tiempo ya pasó… ¡Hay que construir algo nuevo: una ciudad virtuosa!