Es previsible que el futuro de las ciudades dependerá del reúso de lo existente, y de la ocupación de nuevos territorios por sus nuevos habitantes para destinarlos a distintos usos de propiedad privada, además de algunos desarrollos públicos, todos unidos por vías para peatones y diferentes vehículos, generando más paisajes urbanos en medio de los naturales. Por eso el análisis de estos temas y los derivados de ellos, deberá hacerse considerándolos todos, lo que poco se hace en ciudades en las que priman los intereses privados sobre lo público, imposibilitando su correcta planificación y sus pertinentes normativas a largo plazo, como igualmente su control posterior.

Los habitantes de las ciudades seguirán siendo principalmente hombres y mujeres, pero cada vez de mayor edad, cuyas familias y las de sus amigos y conocidos viven, trabajan, estudian, comercian y se recrean en su ciudad, pero es necesario que sean más activos políticamente que ahora; a los que se les suman los que solo habitan en ella y esas otras actividades las realizan en otra parte, o que llegan periódicamente a la ciudad a realizarlas principalmente durante el día; y además hay cada vez más visitantes y turistas, los que en los centros históricos de cada vez más ciudades son sus ocupantes sucesivos por algunas horas o unos pocos días, y se convierten en sus “habitantes”.

El uso principal de las ciudades seguirá siendo la vivienda en sus diferentes tipos (casas, apartamentos y hoteles) construcciones que se reutilizarán cada vez más, agrupada en ciudades dentro de la ciudad con centralidades peatonales con plaza, parque y comercio local (almacenes, restaurantes, bares y peluquerías) y preescolares, escuelas, gimnasios y puestos de salud y policía; compartiendo con otras el trabajo (bancos, oficinas, talleres y fábricas) educación (colegios y universidades) cultura (teatros, auditorios, cines y museos) recreación (escenarios deportivos) transporte (bicicletas, taxis, buses, metros y trenes) salud (clínicas y hospitales) y la administración (oficinas públicas).

La propiedad de las construcciones y sus espacios al aire libre, y la de los lotes, seguirá siendo en las ciudades privada, aunque habrá más edificaciones de propiedad del Estado, y ya en algunas todo su suelo es de propiedad pública y se paga por su uso, lo que se debería imponer en las expansiones de las ciudades en que aún no lo es; y por supuesto la propiedad de los espacios urbanos, como andenes, plazas, parques y zonas verdes, y vías y estacionamientos públicos, lo seguirá siendo. Dualidad en la propiedad a considerar a fondo en las propuestas, y que todas obedezcan las normas urbano arquitectónicas, para que los intereses económicos privados no primen sobre el beneficio público.

Los paisajes urbanos, generados por la arquitectura de las construcciones de las ciudades, incluyen monumentos, y edificios y barrios de interés cultural, los que definen la imagen colectiva de los distintos sectores de cada una, principiando por la de su centro histórico, y estos caracterizan a muchas ciudades; y alrededor siempre hay paisajes campestres, y naturales como mares, lagos, ríos, montañas y selvas, que son los que identifican algunas ciudades. Por eso, en el futuro el paisajismo en las ciudades, en sus diferentes manifestaciones, y su patrimonio construido, se considerará prioritariamente en su planificación y en su arquitectura, para no alterarlo y, por lo contrario, destacarlo.