Uno de los desafíos que debería unirnos como sociedad es salvaguardar la capacidad que tiene Colombia de crear empresas, las cuales son esenciales para generar desarrollo. Cuando una empresa muere, no solo se extingue el sueño de sus promotores, sino que también hay una afectación profunda a la sociedad.
El sector privado colombiano y sus empresas generan el 78% del empleo formal y aportan cerca del 72,3% del PIB nacional. Es esta una de las razones para defender con vehemencia su crecimiento y permanencia. Proteger las empresas es la mejor inversión que una sociedad puede hacer para generar progreso, equidad y avanzar hacia el futuro.
El más reciente análisis realizado por Confecámaras sobre creación de empresas en Colombia, indica que en el primer semestre de 2024 se crearon 45.388 sociedades, mientras que en el mismo periodo de 2023 el resultado fue de 42.378, lo significa un incremento del 7,1%. Este crecimiento supera significativamente los observados en los primeros semestres de 2022 y 2023, que fueron del 1,3% y 0,3%, respectivamente. Duele, eso sí, que los pequeños negocios creados como personas naturales decrecieron para el primer semestre de 2024 con respecto al primer semestre de 2023, con una variación de -2,7%.
En concordancia con lo anterior, el último informe del Dane revela que la economía creció un 2,4% en mayo, el segundo mejor resultado después del 5,6% presentado en abril. El reto al que nos enfrentamos es que desde lo público se tomen las decisiones acertadas para sostener este ritmo, se fortalezca la confianza y se genere un ambiente propicio para la inversión.
En esta dirección, la sociedad moderna ha entendido que una de las herramientas más potentes que permite que las empresas aceleren su crecimiento, superen su tamaño y los desafíos del mercado es el uso estratégico de la información. Por más de 93 años el sistema de Cámaras de Comercio ha logrado administrar eficientemente la fuente empresarial más potente con la que cuenta el país, con más de 14 millones de registros y de 600 millones de datos.
Esta información, que está al servicio de la sociedad en general, no son cifras aisladas, representan una riqueza invaluable, que nos permite conocer en profundidad la dinámica empresarial, identificar tendencias, sectores y competencia, así como tomar decisiones estratégicas.
Ahora bien, ya no basta con disponer de la información, es necesario transformarla, porque dónde hay valor hay oportunidad.
Hace algunos días líderes de las áreas de TI de las cámaras de comercio, desarrollaron un profundo análisis de estos temas en Dosquebradas, Risaralda explorando las enormes oportunidades que la inteligencia artificial (IA), la automatización de procesos por robotización (RPA) y la analítica de datos, entre otros temas, están originando al mundo de los negocios, la focalización estratégica, la eficiencia operativa de las empresas y su productividad.
La economía del conocimiento nos ha demostrado que la información es un elemento fundamental para generar valor a partir de su transformación, proceso en el cual echar mano de las nuevas tecnologías es imperativo. A buena hora los responsables de estos asuntos en las Cámaras trabajan en implementar estrategias para apoyar la actividad empresarial.
Vale la pena reflexionar sobre qué estamos haciendo desde todos los sectores para apoyar la permanencia de las empresas en el mercado, sin importar su tamaño. Un país sin empresas no es viable, por ello protegerlas, defenderlas y entregarles herramientas para que logren crecer debe ser uno de los grandes propósitos que nos debe unir como sociedad.