Sin pretender invadir los predios de mi admirado y querido amigo Rafael Araújo Gámez, quien para dicha de los amantes de los libros regresó a estas páginas con sus magistrales columnas en las que comenta obras que ha leído recientemente, y las cuales salgo a comprar de inmediato, si es que ya no están en mi biblioteca, haré un resumen de libros leídos por mí en Semana Santa.
Regresé a ‘La peste’, de Albert Camus, que leí en los años universitarios, como era de rigor pues el autor recibió por esa época el Premio Nobel de Literatura. Al igual que nuestro nobel García Márquez, el argelino en muchos pasajes de su obra emplea una prosa poética, que a pesar de la traducción al español deja sentir la musicalidad de las palabras.
Y como el mundo apenas se repone del siniestro covid, la tragedia de la ciudad argelina de Orán, presa de la peste del cólera a principios del Siglo XX donde transcurre la novela, es imposible no asociarla con el virus que en Colombia mató a más de 150.000 personas, entre ellas varios amigos muy apreciados.
Soy admirador de Alejandro Gaviria por su elevada estatura intelectual. Lo considero la mejor opción presidencial para 2026, pero lo que más destaco en él es su vocación literaria porque todos los libros que surgen de su mente privilegiada son excelentes. El último, ‘No espero hacer ese viaje’, es un afortunado recuento de los días finales de Stefan Sweig y su relación con Colombia.
Descubrí a Sweig en mis años juveniles pues sus obras completas estaban en la biblioteca de mi padre, amante de las biografías de las grandes figuras de la humanidad. Empecé por ‘Fouché’, el tenebroso jefe de Policía de Napoleón. Seguí con ‘María Antonieta’, y no pude parar hasta agotar todo lo escrito por el autor austriaco.
Gaviria hace un recuento de la tragedia que vivieron Sweig y su mujer Lotte, ambos judíos, huyendo de la persecución nazi. La escala final fue en Brasil, y en Petrópolis una noche de febrero de 1942 resolvieron ambos ingerir las letales cápsulas de cianuro.
En este libro, el exministro cuenta la cercana relación que el biógrafo mantuvo con Germán Arciniegas, un grande de las letras colombianas, que instó a la pareja a vivir en Bogotá, pero no pudo lograrlo porque la depresión ganó la partida, que condujo al suicidio.
‘Sinatra’, escrita a dos manos por Juanita Samper Ospina y Mario Jaramillo, es una narración afortunada de la vida del inmortal cantante norteamericano que duró en la escena más de 50 años, sin que el público lo abandonara.
Ameno libro que discurre por la vida artística del astro, pero también por la privada, que tanta envidia causaba a sus congéneres por haber llevado al tálamo a diosas del cine como Ava Gardner, Marilyn Monroe, Mia Farrow, y hasta la mismísima Nancy, esposa del presidente Reagan.
‘Leer es resistir’, de Mario Mendoza, es un libro delicioso que transita del ensayo al relato de los múltiples eventos vividos por este galardonado escritor colombiano. Allí nos explica cómo fue el arduo trabajo para escribir ‘Satanás’, esa dura novela negra sobre los crímenes cometidos por Campo Elías González, quien luego de matar a varias personas, entre ellas su madre, asesinó a más de 20 clientes del restaurante Pozzeto en Bogotá.
‘Pura pasión’, la novela de Annie Ernaux, me pareció un libro sin trascendencia. Tendré que leer más de esta francesa para entender el motivo que tuvo la Academia Sueca para inmortalizarla.