Un acuerdo sobre lo fundamental, ese concepto defendido fervientemente por Álvaro Gómez Hurtado, es un llamado y una invitación a la reconciliación política, una exigencia vital para la estabilidad y el progreso de nuestra nación.

Y ante los niveles de polarización, es evidente que los ciudadanos percibimos a los partidos políticos como incapaces de dialogar. Sentimos que tenemos a un poco de micos (con el respeto de los mismos, pero con fines ilustrativos en esta oportunidad) armados de cuchillo en mano y en medio de un tablado en aguas internacionales, pelando por su vida mientras la tribuna grita. Son lo que los Simpson creían que era una desmesurada caricaturización.

Históricamente, los países que han logrado grandes avances en desarrollo social y económico, han tenido como base un acuerdo sobre lo fundamental. Tomemos el ejemplo de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Los partidos políticos alemanes, a pesar de sus profundas diferencias, acordaron un marco básico para la reconstrucción y el desarrollo, conocido como la Economía Social de Mercado. Este consenso permitió no solo recuperarse, sino convertirse en una de las economías más fuertes del mundo.

Sin un marco común, seguimos enredados en disputas que nos impiden avanzar.

Un oficialismo que nada y se ahoga en retórica, más no en ejecución, que no se entera de lo que hacen sus propios miembros. Una oposición que negaría rotundamente que respira el mismo aire que los de gobierno, que señala como inadmisibles y groseros los escándalos actuales sin aceptar responsabilidades de 2 años hacia atrás. Ambos mezquinos y acomodados. Para ambos el opositor no es un compatriota, es un enemigo. Así sea su familia.

La falta de un acuerdo en lo fundamental se traduce en inestabilidad y falta de confianza en el mercado. Según datos del mismo Banco de la República, la inversión extranjera directa en nuestro país sigue disminuyendo. Estamos 21% más abajo que hace un año. Los inversionistas huyen de la incertidumbre y la falta de políticas claras y consistentes, pero también de las altas cifras de desempleo y de la ciudadanía que lo que desea es pelear entre ella misma.

Álvaro Gómez hablaba de un llamado a construir un marco compartido basado en principios esenciales: justicia, equidad, desarrollo sostenible y respeto por los derechos humanos. Esta visión no es utópica; es una necesidad práctica. La fragmentación solo conduce al estancamiento y este nos demuestra inviables ante el futuro. Unas malas caricaturas de sociedad.

Todos los que votamos podemos escribirle, decirle, bailarle mientras se le canta (si se hace en TikTok) y exigirle a los que se eligieron, que muy bueno señalar lo malo, evidenciar que hay errores y delitos, pero que también es bueno trabajar para lo que fueron elegidos y que es representar a su pueblo para que el país crezca, mejore y se desarrolle. Exigir coherencia entre por lo que se les paga y lo que hacen. Como nos toca a todos los demás.

La dignidad es fundamental, el trabajo y el crecimiento es fundamental, el cuidado del medio ambiente es fundamental, que todos somos connacionales con derecho a un trato respetuoso es fundamental, que no nos roben otros 70 mil millones o un billón de pesos es fundamental.

Las victorias de los políticos se miden en votos y en incremento de su patrimonio. Sus pérdidas y desatinos se miden muchas veces en muertes. Debemos hacer todo para que dejen de tirarse entre ellos y se unan por nosotros.